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EDITORIAL: La transparencia del FBI es vital respecto a la redada hacia Trump

En un movimiento extraordinario, el FBI realizó una redada el lunes por la noche -o, dependiendo de tu perspectiva, realizó una inspección sin previo aviso- en la finca de Donald Trump en Florida, aparentemente como parte de una investigación sobre su manejo de documentos presidenciales. La agencia de seguridad se mantuvo en silencio el martes, y eso fue un error.

A primera vista, la medida del FBI parece una extralimitación monumental. El expresidente sabe desde hace meses que se le acusa de haberse llevado a su residencia documentos de la Casa Blanca, incluidos clasificados. La CNN informa de que el FBI entrevistó a ayudantes del señor Trump sobre el asunto en abril y mayo. En junio, reveló la cadena, los abogados de Trump “recibieron una carta de los investigadores pidiéndoles que aseguraran aún más la habitación donde se guardaban los documentos”. Los ayudantes añadieron posteriormente un candado al salón”.

Pero si el señor Trump y sus abogados estaban cooperando con la investigación, ¿por qué utilizar una táctica de aplicación de la ley exagerada que normalmente se reserva para los criminales más peligrosos? Te puedes imaginar la reacción si el FBI hubiera adoptado un enfoque similar a los correos electrónicos de Hillary Clinton y su uso de un servidor privado para ver documentos de alto secreto.

Evidentemente, un magistrado firmó una orden judicial basada en una declaración jurada en la que se exponía la causa probable. Es muy poco probable que la agencia haya tomado esa medida sin el consentimiento del fiscal general Merrick Garland. Sin embargo, hasta ahora, solo se escuchan grillos. Eso es inaceptable y solo alimenta las sospechas de muchos partidarios de Trump de que el expresidente está siendo injustamente acosado en una persecución política vengativa. A falta de una explicación más detallada del Departamento de Justicia, ¿quién puede culparlos?

“Mi hermoso hogar, Mar-A-Lago en Palm Beach, Florida, está actualmente bajo asedio, invadida y ocupada por un gran grupo de agentes del FBI”, dijo el lunes por la noche el señor Trump. Añadió que los agentes “incluso irrumpieron en mi caja fuerte”.

Varios analistas especularon que las acciones del FBI indican que tiene más información perjudicial contra el señor Trump en relación con los documentos. Tal vez. Pero este no es un caso en el que el sospechoso tenga riesgo de fuga o represente un peligro para otros. Estamos hablando de documentos de la Casa Blanca, no de códigos nucleares.

El señor Trump no está por encima de la ley, por supuesto. Pero el FBI y el Departamento de Justicia tienen la obligación de ser excesivamente transparentes en este caso y tienen la responsabilidad de demostrar que esta acción fue apropiada. De lo contrario, como señaló Andrew Cuomo, “será visto como una táctica política y socavará cualquier futura investigación creíble”. No se trata de una investigación cualquiera. Es necesaria una explicación más detallada por parte del Departamento de Justicia.

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