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EDITORIAL: El dinero “gratis” no siempre es la panacea

Crear y promover la dependencia ha sido durante mucho tiempo una característica de la agenda progresista, perfectamente encarnada en el impulso para imponer una “renta básica universal”, según la cual todos los estadounidenses recibirían un estipendio mensual de Washington.

Sin embargo, de vuelta al mundo real, un trío de nuevos estudios concluye que tales dádivas harán poco para lograr sus objetivos e incluso pueden ser perjudiciales.

Un par de estudios de la Universidad de Michigan siguieron el resultado de un experimento que incluía dos rondas de subvenciones de mil dólares en efectivo distribuidas a través de una organización benéfica a cientos de hogares de Estados Unidos con bajos ingresos en 2020. Los investigadores encuestaron entonces a los beneficiarios, junto con un grupo de control que no recibió ningún estipendio, y concluyeron que no había ninguna diferencia entre ambos en cuanto a dificultades materiales, resultados de salud mental, problemas de crianza o comportamiento de los hijos.

En el tercer estudio -de Harvard y Exeter- participaron dos mil personas con bajos ingresos, algunas de las cuales recibieron 500 dólares y otras dos mil dólares. Algunos receptores permitieron a los investigadores monitorear sus cuentas bancarias. Al compararlos con los del grupo de control, que no recibieron nada, el estudio concluyó que no había pruebas de que el dinero “tuviera ningún impacto positivo en los resultados de nuestra encuesta preespecificada en ningún momento”.

De hecho, el estudio reportó varios resultados negativos para los que recibieron el dinero gratis, como un aumento del gasto, menos horas en el trabajo y menos satisfacción laboral.

“No es sorprendente que las personas que recibieron un gran porcentaje de sus ingresos mensuales por no hacer nada estuvieran menos motivadas para trabajar y menos satisfechas con su trabajo”, escribió esta semana Allysia Finley, de The Wall Street Journal. “Ganar un sueldo puede dar a los trabajadores una sensación de agencia personal que les anime a tomar mejores decisiones financieras y de salud”.

Los estudios -aunque no son del todo precisos- deberían ser un jarro de agua fría para los demócratas que siguen insistiendo en que las generosas prestaciones de desempleo relacionadas con la pandemia no tienen nada que ver con la escasez de mano de obra del país. Como dijo Ronald Reagan, si quieres más de algo, solicítalo, y si quieres menos de algo, grávalo.

Aunque una red de seguridad para los pobres y desafortunados es necesaria en una república democrática sana y compasiva, el objetivo último de los responsables políticos debería ser fomentar las condiciones económicas que promueven la creación de empleo y la autosuficiencia, en lugar de crear un sistema de dependencia del gobierno desde la cuna hasta la tumba. Una renta básica universal -combinada con el actual conjunto de programas de asistencia federales y estatales- probablemente haría más daño que bien a las mismas personas a las que se supone que debe ayudar.

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