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El talento por sí solo no impulsará a las Aces al título de la WNBA

Las Aces fueron todo sonrisas en el fin de semana “All-Star” de la WNBA, que se convirtió en un respiro de tres días del “infierno” en que se había convertido su temporada antes del descanso. No lo digo yo, sino A’ja Wilson, tras una de las peores exhibiciones defensivas de la historia de la franquicia.

“Ha sido un infierno”, dijo el miércoles tras la derrota por 116-107 ante las New York Liberty, refiriéndose al tramo de 2-5 que precedió al All-Star Game.

“Apesta cuando pierdes. No es divertido. Es difícil encontrar la diversión. Pero siento que ahora es cuando vamos a profundizar. Más profundo que nunca”.

La adversidad llamó a las Aces, que tienen 14 partidos más para prepararse para una postemporada de la que esperan obtener su primer campeonato. El primero lo jugarán el martes en Nueva York contra el mismo equipo de las Liberty que no podía esperar a subir el balón al piso en el último cuarto, sabiendo que les esperaba un tiro de tres puntos o una bandeja sin oposición.

Su inicio de 13-2 es cosa del pasado, su defensa se está desintegrando y se parece más a la que jugó el domingo durante el “All-Star Game” que a la de una campeona de la WNBA. Su ofensiva de ritmo rápido y disperso se vuelve predecible y se convierte en una ofensiva de aislamiento al final de los partidos, y Wilson parece saber que el cambio es necesario si su equipo quiere competir por un título.

“Tenemos que unirnos en nuestro vestidor ahora más que nunca”, dijo, tomando el micrófono durante una apasionada muestra de responsabilidad. “Somos profesionales. Se trata de adaptarnos y ajustarnos a lo que tenemos que hacer. Así que tenemos que encontrar la manera de adaptarnos, de ajustarnos. Y simplemente hacer el trabajo”.

Definitivamente, es lo suficientemente bueno

Wilson, la MVP (Jugadora Más Valiosa, por su sigla en inglés) de la liga en 2020 y candidata a MVP en 2022, calificó de “bonito” el buen comienzo, pero amortiguó su desplome de mitad de temporada y garantizó que siguieran teniendo el segundo mejor récord de la liga con 15-7. Su alineación principal, compuesta por cinco All-Stars, incluida la obvia Chelsea Gray, sigue teniendo tanto talento como cualquiera de la WNBA.

Siguen liderando la liga en índice ofensivo (109.6 puntos por cada 100 posesiones) y en promedio de anotaciones (89.8).

La escasez de profundidad hizo que la entrenadora Becky Hammon confiara mucho en las titulares Wilson, Gray, Kelsey Plum, Jackie Young y Dearica Hamby. Pero el regreso de Riquna Williams y la llegada de Iliana Rupert han reforzado un banquillo muy necesitado de producción.

El cielo no se está cayendo, y las Aces siguen teniendo talento suficiente para ganar el título, lo que hace que el tramo de 2-5 sea aún más frustrante a nivel interno.

Las Seattle Storm, Washington Mystics, Chicago Sky y Connecticut Sun también son aspirantes y siguen siendo mucho más disciplinadas defensivamente que las Aces. Las Storm ocupan el primer puesto en la clasificación defensiva, mientras que las Mystics, Sun y Sky son tercera, cuarta y quinta. Las Aces son sextas.

No son lo suficientemente disciplinadas

“Debemos empezar a comprometernos como grupo en el defensive end”, dijo Hammon el miércoles.

Corto, dulce y preciso.

Con demasiada frecuencia, las Aces se comunican mal o no se comunican, ya sea porque no ayudan a tiempo o porque ayudan innecesariamente y crean huecos para las jugadoras contrarias. Sus conceptos de zona presentan una grieta interesante, hasta que los rivales las estiran con un movimiento nítido de balón, del que carecen las Aces cuando las cosas se ponen intensas.

El cinco contra cinco del primer cuarto se convierte en uno o dos contra cinco en el cuarto, algo que Hammon parece detestar dado su pedigrí de base.

“Jugar de la manera correcta. … Eso es todo”, dijo Hammon tras la derrota ante las Liberty. “Hasta que no lo hagamos, seguiremos perdiendo”.

La buena noticia es que los problemas se pueden arreglar con tiempo, práctica, confianza y los 14 partidos que preceden a la postemporada. Las campeonas no se coronan en julio, aunque los hábitos de campeonas pueden fortalecerse en esta época del año.

“No creo que hayamos jugado aún nuestro mejor básquetbol. Y en realidad, tampoco quiero hacerlo”, dijo Hammon. “Quiero estar jugando nuestro mejor básquetbol en agosto y septiembre”.

Y así continúa la temporada, con agosto a solo 20 días de distancia.

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