63°F
weather icon Clear

‘Adoptando la tecnología’: el primer vistazo al interior de Sphere revela detalles extravagantes

Sus palabras son lo único subestimado en la sala donde se pronuncian.

“Hay mucho que ver aquí”, señala Jim Dolan, presidente ejecutivo y director general de Sphere Entertainment Co., mientras, de pie en el atrio del Sphere, un enorme y luminoso espacio que brilla como las entrañas de una medusa y se cierne a tu alrededor en un exceso futurista, responde a esa vieja pregunta: ¿Qué se siente al ser una hormiga que ha entrado en el escenario de “Tron”?

La observación de Dolan, pronunciada el jueves por la tarde, unas 30 horas antes de que U2 inaugure oficialmente el recinto, podría rozar la hipérbole en otro contexto, pero aquí parece más bien una subestimación.

Encima de nosotros, una serie de brillantes obeliscos iluminados suspendidos del techo, palpitan en tonos azules, morados y rosas.

Brillan junto al “muro giratorio” de 50 pies, compuesto por 400 fans cubiertos de luz LED, que deslumbra con imágenes de mariposas en espiral y radiantes parábolas que hacen que las pupilas parezcan dar volteretas.

“Es una tecnología que hace coincidir las revoluciones de rotación con la frecuencia de actualización del LED y le da una especie de efecto hiperholográfico que pone esta imagen frente a la pared”, dice Alex Luthwaite, vicepresidente mayor de sistemas de espectáculos de MSG Entertainment Corp, explicando la ciencia que hay detrás de la cosa, si es que puedes seguirle el ritmo. “Es una nueva tecnología que solo lo hace más interesante que una pantalla típica”.

Hablando de nueva tecnología, aquí hay de todo: “Nuestra cartera actual de patentes relacionadas con la Experiencia Sphere es de 60”, señala David Dibble, director ejecutivo de MSG Ventures. “Esperamos superar las 100, fácilmente”.

Entre esas innovaciones está la tecnología de la cámara de Sphere, lo suficientemente avanzada como para llamar la atención de la NASA.

“Ya tenemos cámaras en la Estación Espacial Internacional, y vamos a enviar más”, dice Dolan. “De hecho, hemos hablado con ellos de poner algún día una de nuestras cámaras en la Luna”.

“Ojalá puedas llevarme a la Luna a mí también”, responde un robot humanoide interactivo llamado Aura que responderá a cualquier pregunta que le plantees y que está de pie sobre una plataforma iluminada ante nosotros. “Qué divertido”.

Sí, aquí hay robots humanoides interactivos que responden preguntas.

Cinco.

‘Un lugar diferente’

Al principio parecía una magdalena.

Según Dolan, los primeros diseños del recinto que acabaría convirtiéndose en el testamento de alta tecnología de 2,300 millones de dólares que es Sphere se parecían a la citada magdalena.

Pero una noche de hace siete años, mientras Dibble y él trabajaban hasta tarde en su despacho, Dolan le pidió el lapicero a Dibble, dibujó un círculo con un bastón dentro y ahí está: había nacido Sphere.

Su objetivo era crear un recinto que, a diferencia del Madison Square Garden de la Ciudad de Nueva York de Dolan, pudiera utilizarse casi todos los días del año, no solo cuando hubiera acontecimientos deportivos, conciertos y otras producciones.

“Para estar ocupados todo el año, sabíamos que teníamos que tener nuestro propio contenido, nuestras propias presentaciones”, dice Dolan. “De ahí surgió la idea de que necesitábamos otro tipo de local: Necesitábamos un local que pudiera estar ocupado 365 días, que tuviera contenidos que entusiasmaran a la gente, que la hicieran venir todo el tiempo”.

En otras palabras, el recinto debía ser una atracción en sí mismo.

Y no solo el recinto en su conjunto, sino cada uno de sus componentes: el cuenco interior, donde se presentarán conciertos y películas con unos valores de producción sonora y visual de primer nivel; su exoesqueleto, equipado con elementos de video impactantes; e incluso el atrio, que recibe a los visitantes a la entrada con un montón de adornos innovadores.

“El atrio, como se puede deducir por su tamaño, es su propio espacio de activación”, señala Dibble.

Está lleno de lo que Dolan llama “medios experienciales”, que pretenden ser un medio más envolvente y personalizado.

“El atrio en sí está diseñado según el concepto de explorar la tecnología y la idea de que la tecnología impulsa el potencial humano, que es un gran tema para nosotros”, dice. “Este lugar trata de abrazar la tecnología”.

Sobre sistemas de sonido y escáneres de avatares

Aquí todo parece diseñado para provocar palpitaciones a los tecnófobos.

Estamos en uno de los cuatro círculos iluminados del centro del atrio.

Cerca hay una pared de altavoces del sistema Sphere Immersive Sound, que usa tecnología de formación de haces de audio para dirigir el sonido en direcciones específicas.

Dibble escucha un número de blues.

Mientras caminamos de un círculo a otro, escuchamos un instrumento específico en cada lugar, separado del resto de la mezcla: saxo, guitarra, piano, órgano, todo ello con una claridad cristalina y un aislamiento total.

La capacidad de dirigir el sonido de esta manera es imprescindible para un recinto con la forma de Sphere, señala Dibble.

“Si tomáramos un sistema de audio estándar para conciertos y lo trasladáramos a nuestro escenario, sería como tirar una canasta de pelotas de ping-pong al duro piso y el sonido saldría por todas partes”, explica. “Es una cacofonía. No se escucha nada. Tuvimos que idear una forma de resolverlo”.

A continuación, nos acercamos a uno de los varios “escáneres de avatares”, una plataforma en forma de pentágono respaldada por una pantalla de video y rodeada de luces.

Funciona así: Entras, te hacen un escáner polimétrico en 3D y el aparato crea un avatar que te envía por correo electrónico.

“Si quieres, incluso hacemos una versión impresa en 3D”, dice Dolan. “Tengo una mía en casa que mi novia guarda a su lado cuando no estoy”, se ríe.

Cerca del techo, al fondo de la sala, se arremolinan imágenes geométricas en una muestra de arte digital de colores brillantes que se transforma constantemente en nuevas formas, como la espuma de una lámpara de lava.

“Se trata de una obra de arte de aprendizaje automático”, explica Luthwaite. “Usamos computadoras, les introducimos fórmulas matemáticas y, con el tiempo y las repeticiones, esto es lo que consiguen. Es una especie de guiño a las matemáticas que usamos en el edificio”.

Las paredes de la sala están decoradas con algunas de las fórmulas usadas en la creación de Sphere.

¿Todas las ecuaciones tienen sentido?

Quién sabe.

Mejor preguntar a uno de esos robots humanoides interactivos.

LO ÚLTIMO