Es tan fácil deleitarse con las ironías que surgieron de San Francisco la semana pasada, cuando tres miembros de la junta escolar que se movilizaron para borrar los nombres de las personas, ahora políticamente incorrectas, de los edificios escolares fueron retirados.
![[Autor: Juan de Dios Varela]](https://espanol.reviewjournal.com/wp-content/uploads/2022/02/16180687_web1_etl_opinion-2_022322-1-.jpg?w=720&h=480&crop=1)
La última vez que Las Vegas tuvo una gran burbuja inmobiliaria, las cosas no terminaron bien. Aquí está la esperanza de que termine de manera diferente esta vez.
![[El Tiempo]](https://espanol.reviewjournal.com/wp-content/uploads/2022/02/16148175_web1_etl_opinion_072720.jpg?w=720&h=480&crop=1)
Estos últimos años no han sido fáciles por los problemas ocasionados a la salud física y emocional de los humanos. Las estadísticas sobre depresión, divorcios, pérdidas, duelos no resueltos —y un triste etcétera— lo confirman.
Se presentó la posibilidad de un cuarto Monumento Nacional para el estado de Nevada.
![[Autor: Juan de Dios Varela]](https://espanol.reviewjournal.com/wp-content/uploads/2022/02/16156555_web1_etl_opinion_021622-1-.jpg?w=720&h=480&crop=1)
De súbito la legitimidad está de moda.
Una vez más, la sangre tiñe las carreteras del sur de Nevada.
![[Autor: Juan de Dios Varela]](https://espanol.reviewjournal.com/wp-content/uploads/2022/02/16126348_web1_etl_opinion_020922-1-.jpg?w=210&h=140&crop=1)
Los fiscales deberían acusar al propietario de una empresa asiática que, según dicen, acusó falsamente a Anthony Dishari de un delito de odio. Y los políticos que se apresuraron a condenar el (falso) ataque deberían ser, igual de enérgicos, al condenar a los que alegan crímenes de odio.
Enviar a sus hijos a un programa de preescolar, administrado por el gobierno, aumenta la probabilidad de que terminen en educación especial. Esa es una de las sorprendentes conclusiones de un nuevo estudio de Tennessee.
“La mujer que bebe y se emborracha, expone la cucaracha a que se la pise cualquiera”. El gran poeta colombiano Luis Carlos López o “El Tuerto López”, como le decían, creó esta frase que tanta risa causa a la gente cuando la digo.
