Suena la “Campana Libertad” en el Ayuntamiento
De acuerdo con datos históricos, en 1896 el ex-presidente mexicano Porfirio Díaz Mori ordenó el traslado del esquilón a Palacio Nacional para instaurar una célebre tradición, de que cada 15 de septiembre se hiciera sonar la “campana” como parte de las ceremonias y festejos que conmemoran el inicio de la Guerra de Independencia de México.
El Ayuntamiento de Las Vegas recibió una réplica de la Campana de Dolores, en este caso también conocida como Campana Libertad, el martes 9 de noviembre de 2021. El esquilón fue una donación del empresario jalisciense Jaime Enrique Michel Velasco. Es la segunda campana para Nevada, la primera se encuentra en North Las Vegas.
De acuerdo con crónicas de muchos historiadores, se sabe que no fue Miguel Hidalgo y Costilla quien tocó la campana en la parroquia dedicada a la Virgen de Dolores, sino José Galván, que era el campanero de la iglesia, mientras el cura arengaba a los mexicanos para que se levantaran en armas contra el dominio español.
“Es importante señalar que el esquilón que se hace sonar en Palacio Nacional año con año, es el mismo que sonó durante la madrugada del 16 de septiembre de 1810. Dicho esquilón fue encargado para su fundición por el cura Atanasio Sánchez Villela en 1768, año en que éste mismo religioso lo bautizó con el nombre de ‘Esquilón de San Joseph’, aunque popularmente se le conoce como ‘Campana de Independencia’ o la ‘Campana de Dolores’”, destaca un historiador sobre el origen de la celebración.
La campana original tiene un peso de 780 kilogramos, un diámetro de poco más de un metro y una altura de 1.60 metros. La réplica, donada por el empresario, fue fabricada a mano con latón y pesa alrededor de 485 libras, mide más de tres pies de alto y está grabada con el nombre del donante y la ciudad de Las Vegas.
El programa de inauguración de la Campana Libertad inicio con la presentación de los símbolos patrios de los EE.UU., antes de la interpretación de los himnos nacionales de Estados Unidos y México, ambos por el tenor Marco Antonio Varela.
La alcaldesa Carolyn G. Goodman, la concejal Olivia Díaz (Distrito 3) y el cónsul de México en Las Vegas, Julián Escutia Rodríguez, fueron los oradores principales; mientras que la empresaria Cristina Ojeda otorgo la Medalla Honoris Causa a la alcaldesa, quien por su parte le entrego a la delegación mexicana una ficha para apostar en los casinos de la ciudad. Goodman, entre bromas agradeció la distinción y recomendó que no apostaran.
El presidente del Consejo de Comunidades Hispanas A.C., Pedro García, manifestó en su discurso “es motivo de satisfacción esta donación, porque empodera a los mexicoamericanos, reconoce el sacrificio que hacen en un país ajeno; en el ‘país de las oportunidades’ donde hemos aprendido a amar y respetar con mayor ahínco a México. Nuestros migrantes son un orgullo, gracias a sus remesas sostienen la economía de la nación”.
Esta campana es un símbolo de México, cada vez que se repique para recordar a quien dio patria y libertad, se debe de hacer una reflexión: México es libre, es pasión, es corazón y se lleva dentro, en el torrente sanguíneo de cada persona, “por eso elegimos a Olivia Díaz, una mujer con un intachable curriculum, para que resguarde la Campana Libertad. No tiene dueño, son dueños todos los mexicanos que radican en la ciudad de Las Vegas”, manifestó García, puntualizando que “Olivia, nos has representado con dignidad en el cabildo, tu lucha ha sido para que nos respeten, para que nos tomen en cuenta y por eso, para que lideres el resguardo, te entregamos la Campana Libertad”.
Jaime Enrique Michel Velasco, presidente de la empresa Dulces de la Rosa está donando 52 campanas de Independencia, conocidas como “Campana Libertad”, a ciudades de Estados Unidos para preservar una parte de la historia mexicana.
El Ayuntamiento de Las Vegas planea instalar la campana en el East Las Vegas Community Center el próximo año.
La presentación se llevó a cabo en la Cámara del Ayuntamiento - el segundo piso- e incluyó las presentaciones del Mariachi Nuestras Raíces, de José A. González, el Ballet Folklórico Izel y la Compañía de Danza México Vivo.
