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“Mi nombre era”… [Parte II]

La historia de Josie es una de miles, que ocurren alrededor del mundo; una historia de sufrimiento, incomprensión y momentos muy difíciles.

Nació como hombre y llevaba el nombre de Cristian, y en su natal Chile (país sudamericano) vivía en el núcleo de una familia muy religiosa, muy conservadora. Su padre era Diácono y también homofóbico. De hecho, él fue a quien más trabajo le costó aceptar a Cristian como mujer.

Ahora como Josie, esta mujer artista de diversos bares de Las Vegas, abrió las puertas de su hogar para explicarle a El Tiempo como fue el proceso de su transición de hombre a mujer. De Cristian a simplemente Josie.

En una sala muy colorida con un sillón en forma de labios y a los costados dos maniquíes con los vestidos confeccionados y hechos por la misma Josie; esta mujer chilena explicó su travesía para poder llegar a ser la mujer que es en la actualidad.

Cristian vivía con su madre, su papá y su hermano una vida normal en Chile. Durante su adolescencia, sabía que le llamaba la atención los niños, pero no lo aceptaba porque pensaba que era todo en su imaginación; además él sabía que esos pensamientos eran malos. Ya que creciendo con una familia netamente religiosa sabía que no podía ni debía tener esos sentimientos.

De hecho, Josie recuerda que él tenía un amigo que era gay y en una ocasión lo besó, a lo que en esa época Cristian respondió con golpes y le dijo que “yo no soy eso”, que no le estuviera faltando al respeto de esa manera, que no lo buscara más y terminaron su amistad.

Aunque terminó la amistad con su amigo, ese beso era algo de lo que Cristian siempre se acordaba.

Un poco después conoció a una chica, la cual decidió que se convirtiera en su novia, quizás de esta manera saldría de la confusión que sentía.

“Después de un tiempo, mi ex-amigo me buscó; porque quería hablar conmigo, acepté y hablamos”, indicó Josie.

Después ambos terminaron viajando junto con otros amigos a Valparaíso, en donde su amigo lo besó de nuevo, pero esta vez, Cristian no se rehusó y de hecho lo disfrutó. Fue entonces, ya a los 16 años, que aceptó su homosexualidad y decidió decírselo a su novia. “Para no lastimarla le dije que no era verdad, que estaba confundido, que mi amigo me había hecho brujería, que no la dejaría”, abundó.

Además, la familia de Cristian y su novia ya habían hablado de planes de boda, así que ella no lo dejaría. Pasó el tiempo y Cristian continuaba con su novia, pero en realidad con quien llevaba una relación era con su amigo.

Hasta que un día la amiga de su madre lo descubrió con el amigo y le contó todo a su mamá, quien lo regañó y lo llevó al psicólogo, porque ella estaba segura de que Cristian estaba mal de la cabeza y por eso estaba confundido.

El psicólogo le dijo a la madre de Cristian que no había absolutamente nada malo con él; solo que su sexualidad era esa, y a él le gustaban los hombres. Y allí nada ni nadie podía hacer algo al respecto. La madre de Cristian quedó enojada y consternada. Al no recibir la respuesta que buscaba, decidió encerrar a Cristian en su casa; solo salía con sus familiares y para ir a la escuela.

Cristian se esperó hasta cumplir los 18 años, se comunicó con una prima que tenía viviendo en Estados Unidos y le dijo que él tenía que dejar Chile, porque si no sus padres lo harían que se casara, aunque él no quisiera.

Un día antes de mudarse a Estados Unidos y ya con boleto y pasaporte listo, les dijo a sus padres que se mudaría para ser libre. Porque él había nacido en el cuerpo equivocado, “yo quiero ser mujer”, les dijo Cristian en ese entonces a sus padres y se mudó a Los Ángeles con su prima. La reacción de sus padres fue la que él se imaginó, no lo aceptaron y se enojaron bastante.

Cristian llegó a Los Ángeles, donde vivió casi seis meses. Después conoció a un chico quien lo contrató para que viniera a Las Vegas a cuidar a su mamá enferma a cambio de estadía y comida, pero sin pago alguno. Con la experiencia que obtuvo viviendo con esta señora, Josie decidió buscar un trabajo en la misma rama, pero en donde le pagaran.

Encontró a un señor mayor de edad y trabajaba de lunes a viernes con él, y vivía en la casa de su paciente. Todo iba viento en popa hasta que un día Josie conoció a unas amigas que la incitaron a vestir como mujer; algo que comenzó a hacer los fines de semana durante sus días libres. Conoció a más chicas “Trans”, con quien fue conociendo y explorando nuevas cosas en este nuevo cambio de vida.

Su jefe, el señor al que cuidaba, le dijo que no podía seguir saliendo de su casa vestido de mujer porque él no aceptaba esas cosas, aunque fueran en los días libres. Josie de inmediato dejó la casa y se fue a vivir con unas amigas. Muy pronto descubrió una manera de ganar dinero en lugar de regresar a trabajar con personas que no aceptaban quien era ella.

Descubrió que, vendiendo maquillaje, medias, ropa, perfumes, pelucas y todo lo que necesitaban las chicas “Trans”, las “Travestis” y todas las chicas del gremio, ella podía hacer una carrera y vaya que lo logró. Hoy en día Josie, continúa siendo la distribuidora de productos de belleza a muchas chicas del gremio “Trans” localmente.

No todo fue color de rosa en el camino de Josie para convertirse en mujer, hubo momentos muy difíciles. Por ejemplo, para comenzar a hacer la transición, ella tuvo que juntar sus ahorros para empezar paso a paso a hacer el cambio. Con hormonas con cirugías e implantes y todo lo que fuera necesario para convertirse en mujer.

Según Josie indicó, comenzó con terapia de hormonas, depilación láser, el rasurado traqueal que disminuye la manzana, cirugías para crear rasgos más femeninos en el rostro y disminuir rasgos masculinos como el mentón, y nariz o labios. Este proceso suele ser muy doloroso y también muy costoso. Todo lo costeó con su trabajo de ventas.

Después decidió realizarse el implante de senos y la liposucción. Aunque pareciera que el camino fue fácil, indica que no lo fue. Hubo momentos muy difíciles.

Poco a poco Josie fue buscando otras maneras de ganar más dinero y comenzó a hacer y confeccionar vestidos para sus amigas “Travestis”, que lo utilizaban para sus espectáculos. De igual forma comenzó a hacer espectáculos en diferentes bares.

Al paso del tiempo, Josie pudo hablar con sus padres; su madre le pidió disculpas, Josie le comentó que ahora con estos cambios ella estaba comenzando a ser feliz siendo una mujer. Su madre finalmente la aceptó; solo le pidió que -por favor- nunca se convirtiera en prostituta. Su padre también logró hablar con ella antes de fallecer.

Josie conoció el amor con su actual pareja, un hombre con el que vive desde ya hace bastantes años. Al principio de la relación sí fue difícil, porque ella le tuvo que explicar a su pareja que, aunque ya se había hecho el cambio, ella aún no se había realizado la operación para convertirse en mujer al 100%.

El Tiempo le preguntó a Josie si se sentía menos mujer porque todavía contaba con el aparato reproductor masculino; a lo que ella respondió que no. Ella de hecho si ha considerado hacer la transformación por completo, pero todavía no está lista porque tiene bastantes dudas. Otro de los sueños de Josie es convertirse en madre, pero quizás no ahora, sino en unos cuantos años más y que sea un niño de seis o siete años. 

Hoy en día Josie dice que no se arrepiente de nada y que, sí le ha costado esta transformación mucho dolor, mucho esfuerzo y dinero, pero que no lo cambiaría por nada. Ya que el simple hecho de poder decir “hola yo soy Josie” y ser aceptada y vista como la mujer que siempre quiso ser, es lo más importante para ella.

El mensaje de Josie para quien está confundido o le gustaría hacer el cambio es: “Nunca es demasiado tarde para iniciar la transición. ¡Incluso puedes hacerlo en la adultez y lucir grandiosa!”.

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