Familias de los adolescentes fallecidos de Las Vegas reciben el cierre que tanto esperaban
octubre 2, 2019 - 9:40 am
HUNTINGTON BEACH, California — Mientras la puesta de sol pintaba un feroz cielo anaranjado sobre la costa de Huntington Beach el martes por la noche, Albert Rossi corrió hacia la concurrida intersección con tres ramos de rosas rojas, uno por cada uno de los estudiantes de Centennial High School fallecidos durante las vacaciones de primavera en 2018.
Justo dos horas antes, un jurado había condenado a Bani Duarte, la conductora ebria responsable del accidente automovilístico que mató a tres adolescentes de Las Vegas, incluido el hijo de Rossi, por asesinato en segundo grado. Enfrenta 51 años de prisión perpetua y se le sentenciará el 30 de octubre en el Tribunal Superior del Condado de Orange.
“¡Ganamos! ¡Ganamos! No puedo traerte de vuelta, pero…” Rossi gritó mientras arrojaba las rosas frente una roca grabada en la esquina noroeste de la intersección. “Desearía ser yo quien estuviera en esa tumba. ¡Te amo!”
La ciudad de Huntington Beach dedicó la roca a los adolescentes después del accidente. El monumento dice, en parte, “En memoria de aquellos que han perdido la vida debido a conductores ebrios”.
El hijo y homónimo de Rossi, Albert “A.J.” Rossi, y sus amigos Brooke Hawley, de 17 años, y Dylan Mack, de 18, estaban en Huntington Beach cuando fallecieron el 29 de marzo de 2018, en la Pacific Coast Highway. Un cuarto adolescente, Alexis Vargas, sobrevivió pero sufrió quemaduras de segundo grado y una conmoción cerebral.
Poco después de la 1:10 a.m., el veloz Hyundai Sonata de Duarte se estrelló contra la parte trasera del automóvil de los adolescentes, el cual estaba detenido frente a un semáforo en rojo en la intersección con Magnolia Street. El impacto de casi 80 mph lanzó a su automóvil a través de la intersección y se impactó contra un poste en la esquina noroeste antes de que estallara en llamas.
El nivel de alcohol en la sangre de Duarte fue de 0.28 por ciento dos horas después del accidente, más del triple del límite legal para los conductores en California.
“Mi nombre fue asesinado cuando él murió”, le dijo Rossi al Las Vegas Review-Journal. “Esperé 29 años por él y me lo robaron”.
Cerca de allí, los miembros de la familia de Dylan Mack, incluidos sus padres, Renee y Morgan, abrazaron a sus viejos amigos Kaitie Fowler y la madre de Fowler, Debby Hudanish.
El hijo de Fowler, Tyler, había sido el mejor amigo de Dylan desde que estaban en octavo grado. Las familias vivían calle abajo una de la otra, y Dylan consideraba a Fowler como su segunda madre y se refería a Hudanish como “abuela”.
“Una vez estaba en la tienda y escuché a alguien gritar: ‘¡Abuela, abuela!’, dijo Hudanish, riendo. “Me di la vuelta y era Dylan, siempre fue así de dulce”.
El martes por la noche marcó la última vez, al menos en el futuro previsible, que los Mack visitarán el lugar del accidente.
“Vamos a dejar esto atrás. El veredicto fue el final de esto para nosotros”, recalcó Renee Mack, sonriendo. “El tiempo se detuvo por mucho tiempo”.
Señalando los autos que pasaban, agregó: “Es así. Al igual que los autos que pasan y solo estás viendo la vida mientras estás atrapado en este lugar”.
El miércoles por la mañana, los Mack conducirán a casa a Las Vegas, donde se centrarán en “vivir su vida”.
“Es lo que Dylan querría”, concluyó Renee Mack.