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VICTOR JOECKS: No hay protestas por los disparos de la policía a un hombre blanco en su patio

Si Darin Dyer hubiera sido afroamericano, su muerte sería noticia nacional. Pero es blanco, así que nadie se indigna porque un agente de policía le disparara mientras estaba en su propio patio.

Hace dos sábados, la policía recibió un llamado al 911 reportando un hombre que intentaba entrar en una casa de North Las Vegas con un tubo de “metal de cuatro pies de largo”. La persona que llamó pensó que el hombre estaba borracho o drogado y dijo que el hombre le preguntó si quería morir.

La policía respondió. Eran más de las 10 p.m. y estaba oscuro. Las imágenes de la cámara corporal muestran que el agente Paul Sanderson usó una linterna para ver a Dyer a través de los piquetes metálicos de la valla. Enseguida se dio cuenta de que Dyer llevaba un arma tipo AR-15 colgada del cuello.

“¿Qué pasa con el arma?” preguntó Sanderson. “Ponla donde pueda verla”.

Dyer no lo hizo. Se alejó del agente con las manos fuera del arma, que el arnés mantenía en alto. Dyer volteó hacia el agente manteniendo las manos alejadas del arma. Se acercó a Sanderson, lo maldijo y volvió a darse la vuelta.

Casi inmediatamente, dio marcha atrás. Giró hacia Sanderson, esta vez con ambas manos en el rifle. Cuando completó su giro, mantuvo el rifle en posición baja. La cámara corporal parece mostrar a Dyer levantando el rifle. Sanderson le disparó. Incluso a cámara lenta, la velocidad de la acción y la escasa iluminación hacen difícil ver los detalles. Otras personas que vean el video pueden llegar a conclusiones diferentes sobre los movimientos de Dyer. Dyer murió a causa de sus heridas.

Imagina que eres ese agente. Tienes dos décimas de segundo para descifrar lo que está pasando y dar la respuesta adecuada. No quieres disparar a nadie. Pero puede ser la única forma de evitar que Dyer intente matarte. No es genial.

Esa es la versión matizada. Pero si querías avivar la polémica, los titulares se escriben solos. “Vecino entrometido llama a la policía porque un hombre intenta entrar en su propia casa”. “La policía mata a un hombre en su propio patio”. “Tiroteo policial muestra la necesidad de una capacitación en desescalada”.

Pero la indignación nacional de estos días parece girar en torno a un único detalle: la raza. Si Dyer fuera afroamericano, este tiroteo se tomaría probablemente como una prueba más del racismo sistémico. Los activistas podrían insistir en que el vecino llamó a la policía solo porque tenía miedo de los afroamericanos. Otros observadores podrían considerar el tiroteo como una prueba prima facie de que la policía tiene un sesgo racial. Podrían producirse disturbios.

Sin embargo, en el reporte de la policía figuraba que la raza de Dyer era blanca. El agente es caucásico. Este trágico suceso no encaja en la narrativa “sistémicamente racista”, por lo que pronto se olvidará.

Ese es el problema. Este tiroteo desacredita la premisa del racismo sistémico. Si la raza determinara los resultados en enfrentamientos como este, Dyer seguiría vivo. No lo está, porque sus acciones importaron mucho más que su color de piel. Esto es válido para personas de todas las razas. Un consejo gratuito: No intentes apuntar con un arma a un agente de policía.

Cuando historias como esta no reciben casi ninguna atención por parte de los medios de comunicación nacionales, el público se queda con una perspectiva sesgada de lo que de verdad ocurre.

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