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Sueños y Casas

Desde el momento en el que el equipo editorial de El Tiempo me invitó a escribir esta columna sobre bienes raíces, varias razones me motivaron (y motivan aún) a hacerlo. Una de ellas es la constante desinformación que existe en nuestra comunidad respecto a la compra de una casa propia. Parte de esa desinformación lleva a las personas a pensar que lograr el sueño americano está muy lejos. Nada más allá de la realidad.

Esta es la primera de dos columnas en las que les voy a dar consejos para lograr llegar a esa meta, que aunque no parezca, está más cerca de lo que pueden llegar a creer.

Tener un hogar propio no es solamente una excelente inversión, es un espacio sagrado en el que se constituyen las familias, núcleo fundamental de nuestra sociedad. Es el lugar donde vamos a ver crecer nuestros hijos, prosperar y triunfar.

Para alcanzar las cosas importantes en la vida, siempre se debe incluir un poco de esfuerzo de nuestra parte. Nada llega de manera gratuita y menos si no deseamos lo suficiente lo que queremos lograr.

A lo largo de mi carrera en The Casas Group y después de tener el privilegio de trabajar hombro a hombro con nuestra comunidad hispana, aprendí que la gran diferencia entre las personas que logran el sueño americano y las que no, radica en escoger entre lo que se sueña, y lo que se quiere ya. Un sueño es un camino que se recorre y por el cual vale la pena luchar; lo que se quiere ya en cambio, son por lo general caprichos temporales y gastos innecesarios en los que incurrimos muchas veces, sin pensarlo muy bien. Con esto, no quiero decir que nuestras necesidades básicas y un gusto de vez en cuando no estén permitidos; quiero decir que gastos extra, lujos por pequeños que parezcan o inversiones que no tienen un retorno económico, son las que deberíamos evitar siempre. Sólo así podemos establecer el primer paso, que es emprender un plan de ahorro.

Lo primero que tiene que hacer, es lograr control total sobre sus finanzas. Lo que no se mide, no se puede administrar. Tome su computadora o un papel y haga un presupuesto detallado de sus ganancias al mes y los gastos en los que incurre su familia. Escriba una a una las obligaciones que tiene y las cosas que necesita cubrir sí o sí. La renta, la alimentación, el transporte, el vestido etc.

Una vez tenga un número claro de gastos, va a poder establecer cuanto le queda restante. Ese número le va a dar una idea de cuál es su capacidad de ahorro. Puede estar pensando en este momento que su capacidad es nula, pero si hace el ejercicio se va a dar cuenta que siempre hay de donde cortar el presupuesto y ahorrar un poco; los latinos somos muy creativos a la hora de ahorrar, ¿o no?

Como segunda medida, póngase una meta. Haga un plan dependiendo de su capacidad de ahorro a 6, 12 o 24 meses, en los que mensualmente va a destinar una porción de su dinero restante, a ahorrar en un fondo que no toque por nada del mundo. Recuerde que es más importante lo que soñamos, que lo que queremos ya.

En nuestra siguiente columna les vamos a dar ejemplos prácticos de los cuadros y planes, teniendo en cuenta sus ingresos, capacidad de ahorro y pagos. Así va a poder implementar uno propio y alcanzar su sueño más pronto de lo que se imagina.

Recuerde que puede escribirme con sus inquietudes a preguntas@thecasasgroup.com ó www.facebook.com/thecasasgroup e igualmente llamarme al (702) 499 6556. Espero saber de todos muy pronto.

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