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Hombre de Las Vegas que necesitaba un transplante no sufría de COVID-19, ‘pero lo mató de todos modos’

Lo último que dijo Jeff Moore fue el nombre de su marido.

“¡Richard!” gritó mientras se desplomaba en su ducha a principios de abril.

Richard Davis, de 63 años, corrió a su ayuda. Intentó llamar al 911, pero su teléfono estaba apagado, había estado dando una clase de salud pública en Zoom para Dignity Health, en el Hospital St. Rose Dominican. Se sintió como una eternidad intentando encender su teléfono de nuevo.

Le administró RCP, pero incluso después de que los paramédicos se hicieron cargo, y luego el personal del Hospital Centennial Hills, Moore nunca recuperó un latido.

“Desearía haber dicho, ‘Te amo, te amo, te amo’, en vez de ‘uno, dos, tres’”, le dijo Davis al Las Vegas Review-Journal esta semana.

Retraso mortal

Moore no había dado positivo para coronavirus, “pero lo mató de todos modos”, recalcó Davis.

Eso se debe a que Moore (que en agosto le fue diagnosticado fibrosis pulmonar idiopática, una enfermedad pulmonar sin causa aparente) necesitaba un doble transplante de pulmón.

El 23 de marzo, se suponía que viajaría al Instituto de Transplantes de la USC en California para una cita preliminar para determinar cuán adecuado sería para el procedimiento.

A los 55 años, Moore estaba postrado en cama debido a la enfermedad y controlaba su diabetes, pero por lo demás gozaba de buena salud y era considerado un buen candidato, señaló Davis.

Pero su cita nunca sucedió. Debido a la pandemia, los hospitales de California tenían prohibido realizar procedimientos electivos, lo que incluía la cirugía de Moore. Una nueva cita fue programada para el 12 de mayo, una fecha que Moore nunca vivió para ver.

“Cuando entré a ver su cuerpo, esperaba que pareciera muerto”, dijo Davis. “Pero no fue así, se veía apuesto. Fue muy complicado”.

Un técnico lo cubrió con un brocado púrpura, su color favorito.

Cuando Davis regresó a casa unas horas más tarde, solo y en estado de shock, se dio cuenta de que había perdido una llamada de un número de California. Escuchó el correo de voz.

Era la USC, llamando para decir que les gustaría adelantar la cita de Moore. El gobernador de California, Gavin Newsom, iba a levantar la prohibición de los procedimientos electivos del estado al día siguiente.

Tropezó con el amor

En la vida, Moore era un “gran hablador”, describió su marido.

Fue necesario para su largo trabajo en Connections Housing, un servicio de planificación de reuniones, donde trabajó para acomodar a miles de invitados a convenciones de Las Vegas a lo largo de los años.

De adolescente, Moore fue un campeón de patinaje sobre ruedas en el sur de California. Más recientemente, fue un ávido jugador de bolos. Davis no jugaba mucho a los bolos, pero a menudo veía a Moore, animándolo.

La pareja se conoció en la Iglesia de la Comunidad Metropolitana de Las Vegas, cuando Davis tropezó y literalmente cayó en el regazo de Moore.

“A menudo ha tenido que levantarme desde entonces”, comentó Davis de su marido.

Moore amaba Harry Potter, las playeras con estampado de corbata, los coches rápidos y sus “hijos” de la pareja: su gran gato Dale, su cacatúa Ricky y sus chihuahuas Benji y Zoey.

Los animales a menudo se acurrucaban en el regazo de Davis, “pero tan pronto como Jeff entraba en la habitación, corrían a estar con él’”, mencionó Davis.

“Hasta el pájaro se me escapaba del hombro”, se reía.

La última mañana

Su última mañana juntos fue normal, incluso rutinaria. Moore no trabajaba por el momento, y a Davis se le permitió trabajar desde casa en medio de la pandemia.

Así que Davis le hizo avena a su marido, y los dos se pusieron al día con las noticias juntos. Davis leyendo el periódico, y Moore viendo CNN.

“Sabía que estaba gravemente enfermo”, comentó Davis sobre esa mañana. “Sabía que a menos que se hiciera el transplante, no iba a tardar mucho. Pero… no hoy, pensé. Hoy no”.

Después del desayuno, subió el oxígeno de Moore para poder ducharse, lo que había hecho antes él mismo, y le dijo “dime si necesitas algo”. Entonces Davis se puso a trabajar.

“Esto está afectando a mucha gente más allá de los que sufren y mueren directamente por COVID, lo cual es bastante horrible”, le señaló Davis al Review-Journal.

Pidió que, en estos tiempos difíciles, la gente siga considerando a aquellos como su intuitivo, inteligente y cariñoso marido, Jeff.

“Quién sabe cuántos otros han muerto”, concluyó Davis.

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