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Aún no hay acuerdo en toda la cuenca sobre recortes del río Colorado antes de la fecha límite

Los estados de la cuenca alta y baja han presentado propuestas opuestas al gobierno federal sobre cómo distribuir los recortes de agua del río Colorado en la carrera por actualizar las normas que expiran antes de finales de 2026, según anunciaron el miércoles ambos grupos de negociadores.

En vísperas de las elecciones de 2024 y ante la inminente fecha límite para que los estados presenten sus propuestas a la Oficina de Recuperación, ambas regiones han intentado defender sus propios intereses durante el último año.

Los estados de la cuenca alta -Colorado, Nuevo México, Utah y Wyoming- han argumentado que no se benefician del almacenamiento del Lago Powell y el Lago Mead, los dos mayores embalses de Estados Unidos. Los estados de la cuenca baja -Arizona, California y Nevada- sí pueden permitirse ese lujo.

Sin embargo, en todas partes, los niveles de los embalses han sido bajos y las pérdidas por evaporación siguen afectando a toda la cuenca del río Colorado, de la que dependen 40 millones de personas para abastecerse de agua en siete estados, tierras tribales de nativos americanos y partes de México.

Además de las directrices fluviales de 2007 que expiran, tanto el plan provisional aprobado el martes por la administración Biden como el Plan de Contingencia de Sequía de 2019 serán nulos a finales de 2026.

Los esfuerzos de colaboración no han dado resultado esta vez, y la decisión final corresponderá a la oficina de Recuperación sobre cómo reasignar el agua para los próximos 20 años tras una declaración de impacto ambiental y más oportunidades de comentarios públicos. Según los negociadores, el borrador de la declaración de impacto ambiental está previsto para diciembre.

La escasa disponibilidad de agua siembra la división

El punto crucial de la diferencia entre las propuestas se reduce a compartir la responsabilidad de la escasez.

Ambas regiones coinciden en que los estados de la cuenca baja deben hacer frente entre ellos al “déficit estructural” de 1.5 millones de acres-pie, que tiene en cuenta la pérdida de agua por evaporación y transporte fluvial. Un hogar típico usa alrededor de 0.5 acres-pies de agua al año, o aproximadamente 150 mil galones para sus casas y césped.

Pero en lugar de dejar la responsabilidad de las nuevas reducciones de agua solo en la cuenca baja, los tres estados de la cuenca baja esperan ver recortes en toda la cuenca hasta un máximo de 3.9 millones de acres-pies en caso de que el sistema total caiga por debajo del 38 por ciento de su capacidad.

Los negociadores de la cuenca baja quieren que la Oficina de Recuperación tenga en cuenta una mayor parte de la capacidad de almacenamiento del sistema fluvial a la hora de decidir los recortes, incluidos embalses mucho más pequeños situados aguas arriba.

“Adaptarse al cambio climático no es solo responsabilidad de un estado, ni de una cuenca, ni solo de las ciudades o las granjas”, dijo el miércoles a los reporteros el negociador en jefe de California, JB Hamby. “Proteger la cuenca es una responsabilidad conjunta”.

Sin embargo, el plan de la cuenca alta argumenta que ya está experimentando una escasez de agua de un promedio de 1.2 millones de acres-pies, en gran parte debido a que esos estados dependen solo de la nieve acumulada en lugar de los grandes embalses.

Amy Ostdiek, funcionaria de la Junta de Conservación del Agua de Colorado, declaró en una rueda de prensa que “nuestros usuarios de agua se enfrentan a dolorosos recortes casi todos los años debido a la falta de suministros disponibles”. “Esta escasez tiene importantes repercusiones en la vida de nuestros usuarios de agua. Nuestros usuarios de agua no tienen seguridad o certeza de suministro de agua porque viven con lo que la Madre Naturaleza proporciona cada año”.

También es pertinente saber cuánta agua liberará la Oficina de Recuperación del Lago Powell, el gran embalse situado aguas arriba en Utah y Arizona. El volumen de agua liberada influye directamente en los niveles del Lago Mead, lo que significa que más agua liberada solo beneficia a los estados de la cuenca baja.

Hasta ahora, los desembalses se basaban en las predicciones de los embalses y no en los niveles reales de agua. El plan de la cuenca alta sugiere que los niveles del Lago Powell del 1° de octubre determinen la cantidad de agua que fluye río abajo, mientras que la cuenca baja quiere basarse en el contenido de los embalses de la cuenca alta, una medida que, según los negociadores, tiene en cuenta las pérdidas que preocupan a la cuenca alta.

Efectos inciertos para Nevada

En cualquier caso, el sur de Nevada, que obtiene alrededor del 90 por ciento de su agua del Lago Mead, probablemente tendrá que asumir recortes en los ya reducidos recursos hídricos de la región.

De los 1.5 millones de acres-pies de déficit estructural propuestos por los estados de la cuenca baja, una presentación mostrada a los reporteros el miércoles predijo la reducción más pequeña — 50 mil acres-pies — para Nevada.

El estado cuenta con la porción más baja de agua del río Colorado, pero Las Vegas sigue avanzando en la reducción del exceso de agua que usa mediante programas municipales aplicados por la Autoridad del Agua del Sur de Nevada. La cifra total de agua usada el año pasado en Nevada fue de 188 mil acres-pies.

La falta de consenso entre el norte y el sur está llegando a un punto crítico en la historia del río, donde el cambio climático sigue exacerbando la pérdida de agua.

Elizabeth Koebele, profesora de la Universidad de Nevada, Reno, que estudia la gobernanza del agua en el Oeste, dijo que la falta de acuerdo entre los siete estados no era sorprendente, dado lo que se ha reportado sobre las negociaciones.

Aunque la Oficina de Recuperación intervendrá, no está del todo claro hasta dónde podrían llegar las impugnaciones legales presentadas por una u otra cuenca o cuánto tiempo podría retrasarse un consenso por ellas, dijo. Pero Koebele se mostró esperanzada en que la presentación pública de las alternativas ayude a perfilar el acuerdo final.

“Hemos visto en repetidas ocasiones que los estados no son capaces de llegar a un acuerdo”, dijo Koebele. “A veces, incluso tener sobre la mesa una idea formal de lo que a ambos estados les gustaría proponer puede favorecer esas negociaciones porque todo el mundo es más consciente de lo que está en juego”.

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