55°F
weather icon Cloudy

Antes del proyecto ferroviario de LV a Los Ángeles, se planeó el maglev

Actualizado March 4, 2024 - 2:12 pm

Las personas que conducen hacia y desde California esta semana, y quienes lo hicieron la semana pasada, pueden haber visto equipos de trabajo en el camellón de la Interestatal 15 y en algunos acotamientos de la autopista estudiando el entorno y tomando muestras del suelo.

Se trata de las obras iniciales de la línea de alta velocidad Brightline West, de $12 mil millones, que se está construyendo entre Las Vegas y el sur de California (SoCal).

Y ya era hora.

Hace más de cinco décadas que se habla de conectar el sur de Nevada con su mayor mercado turístico. Ha pasado tanto tiempo que mucha gente ni siquiera está familiarizada con la propuesta más revisada y otros que pensaban que un tren hacia y desde SoCal nunca sucedería todavía están convencidos de que nunca pasará.

Para los nuevos en la zona o los que desconocen las dificultades para llegar hasta donde estamos ahora, he aquí una breve historia de lo que se han perdido.

En los años 70 se empezó a hablar de un nuevo sistema de transporte llamado de “levitación magnética”, o maglev, versión acortada del nombre en inglés. En lugar de los tradicionales trenes de acero con ruedas sobre rieles y propulsados por motores, los maglev flotaban a pulgadas por encima de un sistema de guías cargadas magnéticamente, con vehículos movidos por las fuerzas opuestas de los imanes.

Sus promotores creían que una línea de maglev de Los Ángeles a Las Vegas era la forma perfecta de introducir la nueva tecnología en Estados Unidos, ya que los visitantes de Las Vegas quedarían fascinados al transportarse en vehículos silenciosos y sin fricción, capaces de viajar con seguridad a más de 350 mph.

El innovador modo de transporte se consideró perfecto para nuestra ciudad, y consultores e inversionistas hicieron fila para apoyarlo a lo largo de un corredor de transporte que se extendía desde Los Ángeles hasta Las Vegas.

Entre los primeros partidarios se encontraba el senador Harry Reid –el mismo que da nombre a nuestro aeropuerto–, quien consideró que el maglev encajaba bien y lo apoyó y fomentó.

Mientras tanto, un grupo competidor partidario del ferrocarril tradicional empezó a cuestionar la viabilidad del maglev.

Pero Reid mantuvo la paciencia durante un tiempo.

Reid, exvicegobernador de Nevada y presidente de la Comisión del Juego de Nevada, comprendió el valor de una tecnología innovadora que beneficiaba al turismo. Fue elegido miembro del Senado Federal en 1987, tras dos mandatos en la Cámara Federal de Representantes y desde allí pudo colaborar en el proyecto del maglev. Pero en 2010, Reid ya no pudo seguir apoyándolo.

Reid se quejó de que el maglev llevaba tres décadas demostrando su valía y que ya era hora de pasar al tren de alta velocidad más convencional defendido por una empresa conocida entonces como DesertXpress.

“No tengo mala voluntad hacia los promotores del proyecto maglev y quiero que quede claro que nadie, ni siquiera yo, les impide seguir adelante con su proyecto”, declaró entonces Reid. “Durante los muchos años que apoyé el maglev, el Congreso puso a su disposición más de $50 millones, incluida una asignación de 45 millones en 2008. Ahora estamos bien entrados en 2010 y el maglev no ha conseguido el 20% necesario para obtener estos fondos federales, por lo que he reprogramado los $45 millones para un proyecto de transporte en el sur de Nevada que realmente creará puestos de trabajo de inmediato”, dijo.

“Aunque los habitantes de Nevada están legítimamente impresionados con la tecnología maglev, ellos, como yo, solo quieren ver que se haga algo. DesertXpress está listo para poner la primera piedra y devolver a los nevadenses al trabajo este año”.

Pero, como todo el mundo sabe, eso nunca ocurrió.

En diciembre, el Departamento de Transportes de Nevada, en colaboración con Brightline West, recibió tres mil millones de dólares del Departamento de Transportes de Estados Unidos para el sistema. El servicio ferroviario de alta velocidad totalmente eléctrico de 218 millas incluiría una estación emblemática en Las Vegas, con estaciones adicionales en Apple Valley, Hesperia y Rancho Cucamonga, California. Con una velocidad superior a 186 mph, los trenes llevarán a los pasajeros de Las Vegas a Rancho Cucamonga, donde pueden tomar el tren suburbano para llegar a Los Ángeles en dos horas y 10 minutos, el doble de rápido que el tiempo promedio de viaje en auto.

Brightline West planea empezar la construcción este año con el ambicioso objetivo de estar abierto a tiempo para los Juegos Olímpicos de verano de Los Ángeles en 2028.

También llevará a cientos de miles de personas a Las Vegas, eliminando miles de autos de la I-15.

LO ÚLTIMO