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Y si fracasa el Pacto

Sin reformas que funcionen, el gran ganador será López Obrador.

PAN y PRD hacen cuentas alegres si piensan que al bloquear las leyes de telecomunicaciones y aplazar eternamente las de energía van a obtener dividendos políticos.

Si le va mal al gobierno nos va mal a todos, salvo a López Obrador.

Es el único actor político que se ha posicionado en contra de todo lo que plantee la actual administración (y la anterior, y la ante anterior), porque su opción de triunfo se basa en que el país no camine.

Otro sexenio con crecimiento económico raquítico, y el próximo Presidente será López Obrador.

Para Enrique Peña Nieto sólo tiene insultos. Pero si no hay mejoría económica sus requiebros estarán en sintonía con los de una buena parte de la población.

Con un fracaso del Pacto por México, el PAN sólo podrá aspirar a obtener algunas gubernaturas, pero nada más.

El crecimiento económico con los dos gobiernos panistas fue muy bajó, y el perfil de ambos no se diferenció de los gobiernos priistas en el manejo discrecional de recursos públicos, el compadrazgo y otros vicios fuertemente arraigados.

Los perredistas apostaron su vida política al Pacto por México, y sólo obtendrán dividendos si al Pacto le va bien. Y que le vaya bien al Pacto quiere decir que mejore la economía de los ciudadanos. Que haya más empleos, educación de mayor calidad y salarios con más poder de compra.

Esos resultados del Pacto por México tienen que empezar a darse pronto, pues de lo contrario, a los ojos de un buen número de ciudadanos, todos los firmantes habrán estado equivocados.

Hace seis años, cuando escribíamos de los riesgos de que ganara López Obrador la elección presidencial, se nos decía que éramos unos alarmistas, que no teníamos otro tema y por eso agitábamos el espantajo de AMLO, que era un político acabado después del plantón en Reforma y del ridículo de la “presidencia legítima”.

Pues ese “político acabado” obtuvo, en 2012, 14 millones de votos y llegó en segundo lugar.

La razón de su éxito fue la mala situación económica. El bolsillo manda en las urnas. Y si no ganó fue porque enfrente tuvo a un candidato excepcional que fue Peña Nieto.

Pero ya no hay un político con las características de EPN, que conectaron con la ciudadanía en la campaña. No lo tienen ni el PAN ni el PRI ni el PRD.

Cuauhtémoc Cárdenas dijo en entrevista con Pascal Beltrán de Río, de Excélsior, que “este PRD, no veo cómo pueda aspirar, ya no digo a llegar a un cargo mayor”.

Si los perredistas quieren ser alternativa de gobierno, necesitan que al Pacto le vaya bien, en lugar de que se frene a la hora de concretar las reformas modernizadoras.

Lo mismo el PAN.

Ya probaron doce años y les fue mal, a pesar de tener los precios del petróleo más altos de la historia. Necesitan estar en la línea de que la modernización del país trae beneficios.

Y deben impulsarlos.

Pero si a estas alturas Acción Nacional y el PRD adoptn un lenguaje reventador como el de AMLO, sólo van a destruir y se van a hundir junto con el barco.

El único que tiene un discurso destructivo creíble es López Obrador. Él será el ganador si la economía no levanta.

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