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Un retroceso en los derechos de las mujeres

Después de dos décadas de progreso en los derechos de las mujeres —incluyendo la elección de presidentes mujeres en Brasil, Argentina y Chile—, Latinoamérica es una de las regiones del mundo con mayor representación femenina en altos cargos gubernamentales, pero hay nuevos datos que revelan un sorprendente retroceso de las mujeres en varios frentes en toda la región.

Me enteré de eso hace unos días, cuando llamé a Alicia Bárcena, la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL), para preguntarle por una nueva campaña a favor de los derechos de las mujeres lanzada la semana pasada por su organización, y que lleva el nombre de “Exige Igualdad”.

Me causaba curiosidad saber por qué la ONU está lanzando una campaña a favor de los derechos de las mujeres en Latinoamérica, cuando la región suele citarse como un modelo mundial de progreso en igualdad de género.

En Latinoamérica, la participación laboral de las mujeres creció un 33 por ciento desde 1990, más que en cualquier otra región, según estimaciones del Banco Mundial. Nada menos que 23 millones de mujeres latinoamericanas se sumaron al mercado laboral en los últimos 10 años, según cifras de la CEPAL.

Pero Bárcena dice que una de las razones de esa campaña “Exige igualdad” es que en varios países hay un “retroceso” en los derechos económicos de las mujeres. Aunque la brecha de género ha disminuido en las últimas décadas, ha crecido en los últimos años en Brasil, Chile, Perú y Paraguay, según datos preliminares de un estudio sobre igualdad de género que la CEPAL planea dar a conocer en noviembre.

He aquí algunos de los datos preliminares de ese estudio:

• Mientras el 80 por ciento de los hombres latinoamericanos forman parte de la fuerza laboral, solo el 50 por ciento de las mujeres son miembros de la fuerza laboral.

• Mientras solo el 12 por ciento de los hombres en Latinoamérica carecen de una fuente personal de ingresos, entre las mujeres ese porcentaje trepa al 53 por ciento. En Guatemala, el porcentaje de mujeres sin ningún ingreso personal es del 41 por ciento, en Bolivia es del 39 por ciento, y en Venezuela del 34 por ciento. El hecho de que tantas mujeres tengan una dependencia económica las hace más vulnerables a toda clase de abusos, incluyendo la violencia.

• Aunque los países latinoamericanos y caribeños tenían cinco mujeres presidentas a fines del 2013, y ha habido un constante progreso en la representación política de las mujeres en los parlamentos y los sistemas judiciales de la región, 13 naciones latinoamericanas y cinco del Caribe registraron una disminución del número de mujeres en sus respectivos gabinetes en comparación con los gobiernos que los antecedieron.

Cuando le pregunté sobre la campaña “Exige Igualdad”, Bárcena me dijo que se centra en tres videos disponibles en YouTube que procuran crear conciencia de las desigualdades de género en Latinoamérica.

“Hay que romper el silencio estadístico, para que la gente esté informada de estas grandes desigualdades’’, dijo Barcena. “Lo importante es que la gente se entere de la gran cantidad de mujeres en la región que no tienen ingresos propios, o que no ganan lo mismo que los hombres’’.

Cuando le pregunté a quién debían exigirle igualdad las mujeres latinoamericanas — si a sus gobiernos, a sus esposos o novios—, respondió: “en primer lugar, a los gobiernos”.

Entre otros aspectos, los gobiernos deberían fiscalizar las prácticas compensatorias injustas hacia las mujeres, tal como suelen fiscalizar la prácticas ilegales en materia de trabajo infantil. Muchos empresarios privados latinoamericanos siguen pagando menos a las mujeres que a los hombres porque no quieren dar licencia por maternidad, o porque piensan que las mujeres tienden a trabajar menos por tener que buscar a sus hijos en la escuela o realizar tareas del hogar, agregó.

“Eso se da fundamentalmente en el mercado informal”, dijo la funcionaria, refiriéndose a la economía subterránea, que, según algunas estimaciones, representa casi la mitad de la economía latinoamericana. “La igualdad de género y la igualdad laboral tienen que ir de la mano de la formalización de la economía”.

Mi opinión: observé los videos de “Exige Igualdad” y —aunque son muy simples— me gustaron. Pero lo que necesita urgentemente esta campaña es una cara visible —una celebridad— que ayude a expandir el mensaje.

Tal como la súper estrella estadounidense Beyonce se ha convertido en el rostro visible del movimiento por los derechos de la mujer, y recientemente aprovechó la entrega de premios a los videos de música de MTV para pedir un mayor empoderamiento de las mujeres, “Exige Igualdad” podría beneficiarse con una —o más—celebridades que le den su apoyo. Ojalá que alguna figura con gran arraigo popular se ofrezca como voluntaria, para darle un empujón a esta causa.

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