¿Por qué ahora hay que defender a las escuelas charters?
julio 24, 2020 - 8:00 am
“Lo que está mal cuando hablamos de educación pública, es que la prioridad ha sido mantener la gente empleada a cualquier precio, en lugar de que sea la calidad del trabajo lo que le asegure al maestro su permanencia en la plaza”, dijo el doctor Steve Perry al responder sobre los ataques que los progresistas han lanzado contra las escuelas charter.
El Dr. Perry es fundador de Capital Preparatoy Schools y se ha convertido en una figura icónica a nivel nacional por su activismo en el campo de reformas educativas.
Según él, proteger el trabajo de los maestros mediocres se ha convertido en unos de los objetivos primordiales de los sindicatos, frustrando así a los buenos maestros que están haciendo su labor con esmero.
Explicó: “Para determinar los salarios de la docencia, los acuerdos laborales no vinculan la calidad a los resultados de los estudiantes, sino que la miden en función de elementos como: ¿cuántos años lleva esta persona ejerciendo la carrera? ¿Cuántas certificaciones tiene? ¿Cuántos títulos ha adquirido? No obstante, ninguno de estos elementos tiene un impacto en la relación enseñar/aprender. En contraste, lo que se debería estar midiendo es: ¿cuáles fueron los grados obtenidos por los alumnos? ¿Cuán satisfechos están los padres? ¿Cuál es el grado de compromiso que demuestran los chicos? Esos son los factores necesarios para hacer una justa rendición de cuentas de la calidad de la educación impartida”.
Fungiendo como director de una escuela pública/magnet de Hartford, (Connecticut), el Dr. Perry no podía despedir a una maestra basándose en el pobre rendimiento académico de su clase, sino que tenía que buscar una razón diferente para justificar el despido. Y eso, “aunque es una práctica sumamente problemática, es la forma cómo el sistema gremial opera dentro de los distritos escolares”, añadió.
Y es que, para el sindicato, ser exitoso ha de garantizar un gran número de miembros. Para tener miembros, se necesitan maestros y para que hallan más maestros, los salones deben contar con estudiantes. Para asegurarse de tener dichos estudiantes, se pasan regulaciones sin ningún tipo de asidero científico como, por ejemplo: no más de 20 niños por clase. Jugar con los números permite que, cuando la suma llega a 21, hay que contratar a un nuevo maestro. Mientras más maestros se agregan a la nómina, más recaudaciones recibe el sindicato, a través del porcentaje descontado de los cheques de su membresía. Esto mantiene las arcas del sindicato llenas, y engrosa su poder político.
Por eso, esta entidad multimillonaria no tiene un verdadero interés en que las comunidades accedan a otros modelos educativos que no sea el basado en la asignación de las escuelas en función del código postal. De esta forma, se perpetua la segregación racial, la cual, compilada encima de muchas otras circunstancias socioeconómicas, crea un eco sistema de limitaciones.
Esta compilación de factores en las comunidades más desfavorecidas atrapa a los niños pobres, negros y latinos en una matrix de bajas expectativas, que conlleva a la deserción escolar y al bajo rendimiento académico. Todo esto se podría evitar con tan solo abrirse a la pluralidad de opciones escolares existentes, como las que ofrecen las escuelas charter y las becas de crédito fiscal; pero la mera existencia de los mismos atenta contra la agenda del gremio, cuya función central es hacer dinero. Y, por eso, el ataque contra las charters y que las cosas estén como están.