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Más de un “grinch” quiere robarse la acción ejecutiva

WASHINGTON, DC – Durante el muy helado diciembre de 2010, 41 “grinches” del Senado bloquearon el avance del proyecto de ley DREAM Act, robándose la Navidad y los sueños de millones de jóvenes indocumentados. Fueron 36 senadores republicanos y 5 demócratas los que impidieron el avance de lo que había aprobado la Cámara Baja, entonces en control de los demócratas.

Cuatro años más tarde y sin reforma migratoria legislativa, el presidente Barack Obama giró la orden ejecutiva para amparar temporalmente de la deportación potencialmente a millones de indocumentados, pero el síndrome del Grinch pretende bloquear la iniciativa.

De momento no han progresado esos intentos, pues los republicanos aguardan a controlar ambas cámaras en el nuevo Congreso que arranca en enero para buscar la forma de entorpecer las acciones ejecutivas migratorias. Aunque el Congreso aprobó medidas presupuestarias para las operaciones del gobierno hasta septiembre de 2015, el presupuesto del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) al que está adscrita la Oficina de Ciudadanía y Servicios de Inmigración (USCIS) que implementará las acciones ejecutivas de inmigración sólo se financia hasta febrero, augurando la pelea que dará la facción republicana del Partido del Té, rabiosa no sólo con la Casa Blanca sino con su propio liderazgo republicano por impedir el cierre del gobierno en protesta por lo que catalogan de “amnistía ejecutiva”.

Son muchos los “grinches”. Los senadores republicanos de Texas y de Utah, Ted Cruz y Mike Lee, respectivamente, lideran los esfuerzos en el Senado. Su intento de tachar de anticonstitucional la acción ejecutiva migratoria fracasó el sábado en votación 74-22, con 20 republicanos votando en oposición junto a los demócratas, incluyendo al colega republicano de Cruz en Texas, John Cornyn, y al líder republicano, Mitch McConnell, de Kentucky. Entre los 22 senadores republicanos que votaron a favor de la medida de Cruz están otros potenciales aspirantes a la nominación presidencial republicana en 2016, Marco Rubio y Rand Paul.

Sus tácticas no han generado el apoyo esperado del establishment republicano, temeroso de no evidenciar que son capaces de gobernar de cara a las presidenciales de 2016. Además, es muy limitado lo que pueden hacer, porque las acciones ejecutivas son legales y se sustentan en estatuto y precedentes, y el USCIS se financia con las mismas cuotas que pagan los inmigrantes por los servicios prestados y no con un presupuesto asignado por el Congreso. No obstante, eso no quiere decir que no vayan a intentar bloquear las acciones como ha tratado de hacer repetidamente la Cámara Baja de mayoría republicana con la Acción Diferida (DACA) para los DREAMers o con el Obamacare, por ejemplo, así sean medidas simbólicas.

Se trata de acciones para apelar al sector conservador más recalcitrante, como el puñado que acudió el pasado miércoles a las afueras de la Casa Blanca a protestar las acciones ejecutivas migratorias, lanzando improperios racistas contra el presidente Obama. Si se expresan así del presidente de Estados Unidos, ¿qué pueden esperar los inmigrantes?

Y los “grinches” no están sólo en el Congreso. De la misma forma en que desde 2010, cuando los republicanos recuperaron el control de la Cámara Baja y sumaron gubernaturas y legislaturas estatales y comenzaron a proliferar medidas antiinmigrantes locales y estatales que finalmente fueron frenadas en tribunales tras sembrar pánico entre inmigrantes y ciudadanos de origen hispano, ahora se siguen sumando estados a la demanda judicial contra las acciones ejecutivas migratorias del presidente, catalogándolas de anticonstitucionales. Ya son 24 estados. ¿Qué tienen en común? Tienen gobernadores o procuradores republicanos. ¿Coincidencia? No.

El 2015 se aproxima veloz y traerá un “nuevo” Congreso, pero permanecerán los mismos argumentos y las cansadas estrategias republicanas para seguir entorpeciendo cualquier avance migratorio. Ello puede jugar en su contra, pues 2015 también trae consigo el posicionamiento para la batalla presidencial de 2016. La forma en que el liderazgo republicano maneje el tema de las acciones ejecutivas sin duda determinará su suerte con el sector de votantes latinos que requieren para ganar la Casa Blanca. ¿Presentarán legislación que ofrezca soluciones realistas para los 11 millones de indocumentados o seguirán con el mismo cuento de apaciguar a sus extremistas?

No se sabe, pero lo que sí queda claro es que los “grinches” de corazón encogido que un diciembre muy helado se sintieron muy malvados seguirán tratando de robarse la acción ejecutiva.

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