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Mancera, las decisiones que vienen

En su Segundo Informe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera dijo que este fue un año de decisiones difíciles. Pero los tiempos que vienen son de decisiones aún más difíciles.

La inmediata es acerca de su gabinete. Tiene que realizar cambios porque hay la percepción de que no todas las áreas han funcionado, y algunas sólo crean problemas.

Está rodeado de una amalgama de representantes de intereses grupales que no tienen por qué seguir cobrando una cuota de poder, pues carecen del músculo político para sostenerse en el cargo.

Como lo demostraron las elecciones internas perredistas, el bejaranismo sólo pesa 14 por ciento del total del PRD –aunque en la capital ese número es superior–, y Marcelo Ebrard tiene un peso de 2.4 por ciento. No ameritan mayor representatividad en su gobierno.

A partir de ahora deberemos conocer al equipo de Miguel Ángel Mancera, con el cual va a operar las elecciones intermedias del próximo año, y que será la base para acompañarlo en el relanzamiento de su gobierno y en la búsqueda de la candidatura presidencial.

Hasta ahora Mancera ha operado únicamente con su eficiente y multifuncional secretario particular, Luis Serna, con el jefe de la Policía, Jesús Rodríguez Almeida, y con el procurador. Lo demás es champurrado, con algunos nombres que sí han dado resultados en áreas específicas.

Mancera tendrá que tomar el control absoluto de la jefatura de Gobierno, y fortalecer al PRD en las elecciones en la capital para no verse rebasado por el lopezobradorismo.

Otra decisión difícil que deberá tomar es qué hacer con su antecesor Marcelo Ebrard.

Resulta evidente la negligencia con que actuó Ebrard en el caso de la Línea 12 del Metro, en la que hay pérdidas millonarias para el patrimonio de la ciudad, y molestias cotidianas para 435 mil capitalinos que no pueden usar esa línea para llegar a su destino, pues está mal hecha.

¿Va a permitir que Ebrard sea candidato plurinominal del PRD, con la promesa de hacerlo coordinador de la fracción perredista en San Lázaro, como ha trascendido?

Ebrard no tiene fuerza propia para coordinar nada, y es visto por la ciudadanía como el principal responsable del descalabro de la Línea 12, y ciertamente lo es. Es un lastre para el PRD y para el propio Mancera.

El jefe de Gobierno tendrá que decidir qué hace con la Línea 12. Ofreció reabrirla pronto, y se calcula que el costo de ponerla otra vez en funcionamiento sería de unos 500 millones de pesos.

Sin embargo, con esos 500 millones no se solucionan los problemas de la Línea 12: habría que invertirle, cada año, 600 millones de pesos en mantenimiento pues las vías no sirven para esos trenes.

¿Qué va a hacer Mancera? ¿La va a reabrir con esa carga financiera para la ciudad? ¿O la va a dejar cerrada hasta reconstruirla por completo, con la consecuente molestia para los capitalinos?

Otra decisión que tendrá que tomar el jefe de Gobierno es si va a continuar su carrera como político apartidista. Hasta ahora le ha funcionado bien permanecer al margen de militancias. No es un chapulín de la política. Pero eso tiene un límite. Y el límite va a estar cuando deba salir al rescate del PRD, ante la embestida de Morena. Ya lo veremos.

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