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La hipocresía de Trump sobre Venezuela

Hay una gran hipocresía en la postura del presidente Donald Trump sobre Venezuela: critica duramente a la brutal dictadura de ese país, pero al mismo tiempo se niega a darle papeles migratorios a sus víctimas.

Estados Unidos es uno de los países menos generosos con los más de 3.4 millones de venezolanos que según cifras de las Naciones Unidas han abandonado ese país en los últimos años.

Mientras Colombia ha otorgado permisos de residencia a unos 750,000 exiliados venezolanos, el gobierno de Trump y la mayoría de los republicanos en el Congreso se niegan a otorgar el estatus de protección temporal, o TPS, a unos 72,000 venezolanos solicitantes de asilo. Es algo vergonzoso.

Los demócratas en el Congreso presentaron un proyecto de ley en enero para otorgar el TPS a los venezolanos, pero solo fue apoyado por un pequeño número de republicanos. Se espera que el proyecto de ley, presentado por el representante demócrata Darren Soto (Florida) y copatrocinado por el republicano Mario Díaz-Balart (Florida), próximamente vaya a una votación de la Cámara en pleno.

Un proyecto de ley complementario en el Senado fue presentado por el senador demócrata Bob Menéndez (Nueva Jersey) y copatrocinado por otros siete demócratas y un republicano, el senador Marco Rubio (Florida).

Algunos funcionarios estadounidenses apoyan el TPS para los venezolanos, pero los colaboradores de línea dura contra la inmigración de Trump hasta ahora han rechazado la idea. Lo más probable es que estos últimos quieran explotar al máximo la falsa “crisis migratoria” que inventaron para darle a Trump un mito cohesivo, o una causa unificadora de su base. Lo cierto es que la inmigración ilegal hoy en día es mucho más baja que hace una década.

Según el Grupo de Trabajo de la Organizacion de Estados Americanos (OEA) para Migrantes y Refugiados Venezolanos, 1.4 millones de venezolanos han huido a Colombia desde 2014, aproximadamente 776,00 a Perú, 300,000 a Ecuador, 266,000 a Chile y 170,000 a Argentina. Hay unos 500,000 venezolanos en Estados Unidos, pero muchos de ellos llegaron antes de 2014.

Mientras que Colombia ha otorgado permisos de residencia a 750,000 venezolanos, Perú a 495,000 y Ecuador a 110,000, el gobierno de Trump no ha otorgado el TPS a unos 72,000 venezolanos que solicitaron asilo político hasta el año pasado, según estimados de la OEA.

¿A qué se debe la negativa de Trump? Probablemente a que, al igual que la mayoría de los demagogos populistas, Trump necesita un enemigo para energizar a sus seguidores y desviar la atención pública de sus problemas.

El enemigo favorito de Trump es México, pero sus asesores de línea dura contra la inmigración creen que otorgar el TPS a los venezolanos debilitaría la cruzada de Trump contra los refugiados de todos partes del mundo.

La postura de Trump sobre Venezuela es tramposa: por un lado pretende ganar votos venezolanos y cubanoamericanos en Florida con un discurso fuerte contra el dictador Nicolás Maduro, y por otro lado quiere complacer a sus seguidores antiinmigrantes en otras partes del país negándoles el TPS a los exiliados venezolanos.

No se debería permitir que se salga con la suya. Tampoco se le debería permitir ocultar el hecho de que no se le hayan dado visas a unos 22,000 cubanos beneficiarios de un programa de reunificación familiar conocido como CFRP. Los trámites de estos cubanos están demorados por la reducción del personal de la Embajada de Estados Unidos en La Habana, dicen funcionarios estadounidenses.

El hecho de que Estados Unidos no le esté dando el estatus de TPS a los exiliados venezolanos es cruel, inmoral e injusto, especialmente cuando países menos ricos como Colombia, Ecuador y Perú les están dando permisos migratorios, y cuando el propio Trump se jacta de que la economía de Estados Unidos está “en auge”.

La próxima vez que Trump venga a Florida y pronuncie discursos incendiarios contra Maduro frente a audiencias venezolanas y cubanoamericanas, se le debería hacer notar su falta de apoyo a los refugiados venezolanos. Es una hipocresía política mayúscula, y debería ser denunciada como tal.

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