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La autoridad moral de Mancera

Miguel Ángel Mancera dio una muestra fehaciente de su compromiso con la transparencia para gobernar, al pedirle la renuncia a su secretario de Obras, Alfredo Hernández, por conflicto de interés.

EL FINANCIERO publicó el miércoles 11 una documentada nota del reportero Héctor Gutiérrez, en la que da cuenta de los contratos por 71 millones de pesos otorgados por el secretario de Obras del GDF a la empresa Planet, cuya directora comercial es su esposa.

Mancera no dejó correr las cosas y ese mismo día le pidió la renuncia al secretario de Obras, le abrió una averiguación previa y en la noche el exfuncionario ya estaba rindiendo su declaración.

Así se hacen las cosas. Y así se tiene autoridad moral para destrabar otros casos de tráfico de influencias como el que se investiga en la Línea 12 del Metro.

Se trata de un hecho insólito, por saludable, que un gobernante actúe con esa prontitud frente a un caso que involucra a uno de los colaboradores clave de su administración.

Ni un día dejó pasar para tomar cartas ejecutivas en el asunto y poner a cada quien en su sitio. En lugar de seguir el camino fácil de proteger al funcionario y darle largas a una investigación mientras pasaba el efecto de la nota, cortó por lo sano y actuó con rectitud.

Mandó un mensaje de que por más encumbrado o poderoso que sea su colaborador, si está en negocios obscuros debe ser separado del cargo y abrírsele una investigación.

También está el mérito periodístico del reportero, que documentó su información y la presentó con sobriedad y certeza. Igual que hizo el mismo periodista –Héctor Gutiérrez–, hace ya varios años, con el caso de la leche Betty en el diario Crónica.

El jefe de Gobierno ganó con esta decisión, pues da cuenta que su investigación sobre la Línea 12 del Metro no es una vendetta contra su antecesor Marcelo Ebrard, sino una norma de conducta de su administración.

Ebrard ha dicho en todos los foros que el problema de la Línea 12 es parte de una campaña en su contra orquestada por Miguel Ángel Mancera.

Ahora el propio Mancera ha demostrado que no es así. Con la misma vara mide a sus colaboradores que a otros que cometieron abusos con los recursos públicos.

Autoridad moral es lo que tiene Mancera para llegar hasta las últimas consecuencias en el caso de la Línea 12, donde los funcionarios de Ebrard despilfarraron 47 mil millones de pesos en vías que no están bien hechas y trenes que no sirven para las vías.

Ante los abusos con la Línea 12, Mancera predica con el ejemplo.

¿Por qué Marcelo Ebrard nombró como director del Proyecto Metro al hermano del vicepresidente de la empresa que luego ganó el concurso?

¿Por qué otorgó el contrato para surtir los 30 trenes de la Línea 12 a una empresa española, sin someter esa adquisición a concurso público, a pesar de involucrar 18 mil millones de pesos?

Y Ebrard se molesta cuando le preguntan por esa bazofia de obra que tiene sin transporte a 435 mil capitalinos, al gobierno del DF endeudado con la empresa española y demandado por ICA.

Mancera ya mostró que no le tiembla la mano para aplicar correctivos a los suyos. Así, tiene autoridad moral para hacerlo con la administración anterior en un caso tan oprobioso y de evidente atraco como la Línea 12.

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