El oportunismo de AMLO ante la tragedia
octubre 31, 2014 - 1:00 pm
Qué espectáculo estamos viendo con la tragedia de los normalistas de Ayotzinapa: los promotores de los asesinos actúan como si fueran parte de las víctimas.
Lucran políticamente con el dolor ajeno, como si nadie supiera de sus nexos y sus complicidades.
Ayer en el Zócalo capitalino López Obrador y los suyos, traídos en camiones desde distintos puntos del país, pasaron lista con los nombres de los 43 desaparecidos y culparon “al Estado” de la desgracia.
Fue López Obrador el que avaló al criminal José Luis Abarca como candidato de la izquierda a la alcaldía de Iguala, a pesar de las protestas que le hicieron cuando visitó ese municipio, por llevar como abanderado a tan cuestionado personaje.
“Hay que apoyar a todos”, respondió AMLO a las protestas por darle a Abarca la candidatura a presidente municipal.
Los reclamos llegaron hasta el templete que López Obrador compartía con el propio Abarca el 12 de mayo de 2012, en la plaza de Iguala.
Al terminar el evento, según nota de Reforma publicada ayer domingo, Óscar Díaz Bello, actual diputado local, le hizo saber a López Obrador los nexos de Abarca y de su esposa con el crimen organizado y con redes de lavado de dinero.
“Lázaro (Mazón), no dividas al PRD. NO a la imposición de Abarca”, decían las pancartas que le pusieron a AMLO enfrente.
Abarca se sostuvo como candidato. Y al que acompañó a Díaz Bello a explicarle a López Obrador el riesgo que implicaba tener como abanderado a Abarca, Justino Carvajal Salgado, lo mataron meses después.
Y no sólo se sostuvo Abarca como candidato, sino que el propio AMLO destapó hace apenas unos meses al padrino de éste, Lázaro Mazón, como candidato de Morena al gobierno de Guerrero.
¿Esos son los que acusan “al Estado” de ser el responsable de los desaparecidos de Ayotzinapa, secuestrados por la policía de Iguala por órdenes de su alcalde José Luis Abarca?
Abarca está acusado de matar personalmente a Arturo Hernández Cardona, líder de la unión de organizaciones populares de Guerrero, con quien se identificaban en la normal de Ayotzinapa.
La esposa de Abarca trató de agredir con sus manos a Hernández Cardona, cuando éste cuestionó el desempeño del alcalde.
Y el 30 de mayo del año pasado Hernández Cardona fue asesinado, presuntamente por Abarca, de dos tiros de escopeta.
Haber empoderado a Abarca, ¿fue culpa “del Estado”?, ¿o de los que lo hicieron candidato y le taparon sus crímenes?
Demasiado cinismo. Por lo menos el PRD pidió perdón por lo que le corresponde de culpa al haber hecho candidato a un criminal.
Pero López Obrador quiere hacerse pasar como un dirigente indignado que está del lado de las víctimas, cuando fue el promotor del grupo político que desapareció a los normalistas.
Y en el mitin de ayer en el Zócalo a AMLO lo acompañaba Porfirio Muñoz Ledo, quien respaldó a Gustavo Díaz Ordaz con un discurso laudatorio a la represión del movimiento estudiantil del 68, cuando era dirigente de las juventudes del PRI.
Apuestan a la desmemoria, pero abusan. Oportunistas.