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Aquí entre nos

A algunos les da risa, a otros les restablece el apetito, a los insomnes les devuelve el sueño y a la gente de Colorado le va a proporcionar unos $98 millones de dólares en ingresos adicionales al año, según las predicciones del Gobernador de ese estado, John Hickenlooper.

Si no lo ha adivinado, hablamos de la mariguana. Gracias a la imposición de un impuesto de un 15% sobre la venta legal de la hierba, Colorado ha podido recaudar parte de los fondos necesarios para iniciar la reconstrucción de sus escuelas públicas.

A su vez, Nevada acaba de firmar las últimas regulaciones para la venta con fines medicinales de la hoja. La medida llega a buen tiempo, pero todavía se queda a mitad de camino, pues únicamente las personas en posesión de una receta podrán tener acceso a la compra legal de la misma, lo cual excluye al consumidor que no padece de una condición médica inscrita entre las justificables.

Desde luego, sin tener una bola de cristal, anticipamos que la cantidad de “pacientes” va a incrementar porque, como reza el refrán popular “el que hace la ley hace la trampa.”

No obstante, opinamos que la descriminalización absoluta de la mariguana sería más remunerativa para Nevada, ya que el número de transacciones sujetas a un impuesto se multiplicaría exponencialmente.

De acuerdo a los resultados de una encuesta realizada por el Departamento de Salud y Servicios Humanos y publicada bajo el título de National Survey on Drug Use and Health, se estima que 97.5 millones de norteamericanos, o sea un 40.1% de los habitantes de esta nación mayores de 12 años, ha consumido la aromática planta. (Ver http://store.samhsa.gov/home).

La mayoría de estas personas, a juzgar por el rigor de las leyes actuales, ha cometido un delito.

Debido a la criminalización del uso y distribución de la mariguana, solo por citar algunas de las múltiples repercusiones negativas resultantes del sistema en vigencia, cada año tienen lugar miles de arrestos y aprisionamientos, al disputarse el control del mercado también ha empeorado la violencia entre pandillas y, en consecuencia, ha habido un incremento en la fuerza laboral de la DEA. Esto último implica un aumento del costo de operación de esta entidad y tantas otras entidades dedicadas a la ¡lucha contra las drogas! Dicho sea de paso, toda esta lucha está subvencionada con el dinero suyo y mío.

Ahora bien, en vez de gastar el dinero de las arcas públicas, o sea el nuestro, en resistir el consumo de la mariguana, soy de idea de convertir el déficit en un ingreso tal como lo ha hecho Colorado, puesto que, como la historia de la prohibición del alcohol nos enseñó, convertir una substancia en un tabú no resuelve el problema de su consumo y- por el contrario- lo aúpa.

¿Qué lógica tiene, pues, hacer lo mismo con la mariguana? De todas formas, ¡somos un estado liberal y poco mojigato cuando se trata de prostitución y juegos de azar! Además, a nuestras escuelas le caería de ma-ra-vi-lla una inyección cuantiosa de dinero.

Aquí entre nos, nuestros planteles no acomodan la creciente cantidad de estudiantes y muchas infraestructuras están casi cayéndose a pedazos.

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