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Aquí entre nos

Como ya es costumbre de cada año, el pasado fin de semana se celebró en Las Vegas el festival llamado PRIDE, palabra cuya traducción sería equivalente a ORGULLO. Si buscáramos sinónimos de orgullo en el diccionario, encontraríamos que suele describirse como: soberbia, altivez, engreimiento, vanidad, pero en el contexto de este evento, orgullo se refiere a la satisfacción, honra y dignidad de ser lesbiana, gay, bisexual o transgénico. (LGBT, como se conoce por sus siglas en inglés o “los gays”, como le decimos por generalizar en cristiano).

Desde mi llegada al valle he sido una asidua visitante y defensora del desfile. Lo he visto transformarse de unas cuantas comitivas mal equipadas, tímidamente aplaudidas por un grupito de espectadores y transeúntes, hasta una actividad multitudinaria, rica en representantes y representaciones de la comunidad y ovacionada por un público tan cuantioso como animado.

Todas las grandes empresas locales, desde los consorcios hoteleros, (MGM, Harrah’s) pasando por los colosos del mundo bancario (Bank of America y Wells Fargo) y corporaciones tales como Expedia, Zappos, enviaron sus comparsas y/o contingentes para manifestar el apoyo que estas instituciones profesan a la causa de PRIDE: la igualdad de derechos; entre ellos, el derecho de ser un ciudadano visible, vocal y presente. Ver a estas entidades en el desfile ya casi es una costumbre, puesto que hace largo tiempo que estas compañías alzan la bandera del arcoíris, no sólo una vez al año, cuando todas se dan cita en el downtown , sino cada vez que proveen a sus empleados gays los mismos beneficios que los ofrecidos a las parejas heterosexuales.

Lo que sí ha sido una novedad, fue ver la participación en la parada de una organización llamada Mormons Building Bridges. Con beneplácito y sorpresa, los allí reunidos vimos marchar a los mormones por la calle cuatro cargando pancartas que leían: “Forgive us for hiding our fears behind religión-Perdónenos por ocultar nuestros miedos tras la religión”, “I’m sorry I am late-Lamento llegar tarde (a la aceptación)”, “My son is gay and I love him-Mi hijo es gay y lo amo”,“God is Love-Dios es Amor.”

El pequeño grupo de mormones no será recordado por sus trajes llamativos, ni por su carruaje ni por la cantidad de representantes traídos, pero quedará en la memoria colectiva por ser el grupo cuya sola presencia conmovió más tremendamente a la audiencia. Su gesto, una simple caminata, fue un paso pequeño hacia la reconciliación, pero gigantesco en significaciones. Es un gesto que indica la intención, la esperanza de algunos dentro de esa iglesia de reconsiderar la postura adoptada por sus líderes en contra de la comunidad gay. Nos ha quedado claro que, al menos entre unos cuantos mormones, se ha encendido el bombillo de las enseñanzas del Maestro, cuya doctrina abogó por no juzgar, por amar al prójimo como a uno mismo y amar a Dios, un Dios de amor, por sobre todas las cosas. Ojalá que la llama de esta esperanza crezca tanto como ha crecido el evento. Y aquí entre nos, ojalá llegara ese día en el cual celebrar PRIDE no fuera necesario, porque el derecho a ser gay y al mismo tiempo un ciudadano visible, vocal y presenteno requiera de defensores.

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