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Víctima de un tiroteo en Texas huyó de Las Vegas debido a la masacre del festival Route 91

Después del tiroteo masivo de octubre de 2017 en Las Vegas, Rodolfo “Rudy” Arco temía que la ciudad fuera blanco de otros atentados.

“Sintió que Las Vegas se estaba volviendo demasiado grande”, dijo su hermana mayor, María Arco, al Las Vegas Review-Journal en una entrevista telefónica el martes, tres días después de que su hermano fue asesinado a tiros.

En un año, comentó, el padre de cinco hijos de 57 años vendió sus negocios en Las Vegas y mudó a su familia a la tranquila ciudad de Odessa, Texas.

Confesó que fue una decisión difícil para su hermano decir adiós al lugar que él y su familia habían llamado hogar por más de 22 años, pero pensó que era lo mejor ya que estaba protegiendo a sus hijos de la intensa violencia de Las Vegas que vio esa noche de octubre, cuando un hombre armado mató a 58 personas e hirió a cientos más durante la última noche del festival Route 91 Harvest.

“Quería que su familia estuviera en un lugar de ritmo más lento”, detalló María Arco. “Sintió que Odessa era la indicada”.

Pero el sábado por la tarde, menos de un año después de mudarse a Odessa (ubicada a unas 335 millas al noroeste de Austin, cerca de la frontera con Nuevo México), fue asesinado por un pistolero que según las autoridades, había estado disparando por toda la ciudad.

Hasta el lunes por la noche, siete personas, incluido Rudy Arco, murieron en el alboroto y 25 más resultaron heridas, según el Departamento de Policía de Odessa.

“Haciendo su trabajo”

Las autoridades mencionaron que la ola de tiros comenzó cuando un policía estatal intentó detener al pistolero en la Interestatal 20 entre las ciudades de Odessa y Midland. Dijeron que el tirador, identificado por la policía de Odessa como un hombre de 36 años, le disparó al oficial y huyó hacia el oeste por la carretera, “disparando a civiles inocentes en todo Odessa”.

Al mismo tiempo, según María Arco, su hermano (un conductor de camiones comerciales que había comenzado un negocio de dichos vehículos después de mudarse a Texas) conducía hacia Odessa en su camión naranja “con una carga”.

“Estaba haciendo su trabajo cuando el tirador se le acercó y le disparó en la cabeza”, relató su hermana.

El pistolero fue finalmente asesinado a tiros por la policía.

Mientras tanto, la hija mayor de Rudy Arco, Julieanna, se refugiaba en un centro comercial cercano, donde trabaja. Intentó llamarle a su padre, pero no contestaba.

Cuando los empleados del centro comercial finalmente fueron liberados, la sobrina de María Arco llamó al 911 y “se enteró de que había un camionero involucrado”.

“Ella salió a la carretera y encontró el camión naranja de su padre a un lado de la carretera”, continuó María Arco. “Ella pensó: ‘Debe ser su camioneta’”.

Julieanna Arco no respondió el martes a una solicitud de comentarios.

Un hombre de posibilidades

La familia Arco llegó a América en 1969 buscando refugio del gobierno comunista en Cuba. Rudy tenía seis años de edad en ese momento, pasando sus años formativos en el área de San Francisco.

Pero en 1997, ansiando un “nuevo comienzo”, él y su esposa en ese momento se mudaron a Las Vegas.

“Rudy siempre fue un hombre de posibilidades”, describió su hermana. “Pensó en Las Vegas como el lugar para estar”.

María Arco, queriendo estar cerca de su familia nuevamente, hizo lo mismo en 2003 y se unió a ellos en el valle.

Su hermano pasó las siguientes dos décadas construyendo una vida para él y sus hijos en el valle, abriendo dos restaurantes en 2006 llamados Super Burrito, uno cerca del centro de Las Vegas y el otro en el extremo sur del valle. En un momento, incluso abrió una sucursal en Pahrump, comentó María Arco.

Era un emprendedor visionario, fuera de su trabajo, era un hombre temeroso de Dios que “siempre alentó a las personas a ser felices”, aseveró su hermana.

En un homenaje en Facebook, un hombre llamado Freddy Silva, escribió: “Rudy Arco fue mi primer jefe a los 13 años. No era solo un jefe, era un hombre de 23 años que se acercó a un niño sin padre. Era un mentor, un amigo y una presencia en mi vida que necesitaba desesperadamente”.

“Ese es el tipo de hombre que era mi hermano”, admitió María Arco, llorando. “Sentía que nunca había nada lo suficientemente malo como para que no puedas salir sin cierta determinación y con la ayuda de Dios”.

Pero fue tan divertido y extrovertido como trabajador, y organizó las mejores fiestas con la mejor comida, añadió.

“Era el tipo de hombre que querías como amigo”, detalló, “el tipo de hombre que querías conocer”.

María Arco, quien regresó al Área de la Bahía después de que su hermano se fue de Las Vegas, comentó que no sabe qué vendrá después para la familia.

“Todavía estamos tratando de resolver las cosas”, dijo, y reveló que ella y su hermano menor, Emilio (Rudy era el hijo de en medio), no han tenido el corazón de contarle a sus padres, que tienen 84 y 93 años, que su hijo murió.

“No queremos perderlos también, tememos que sea demasiado para ellos”, apuntó. “Sabemos que no lo sobrevivirán”.

Pero lo que sí sabe es que la familia incinerará el cuerpo del occiso con la intención de esparcir sus cenizas en La Habana, Cuba.

“Haremos todo lo posible para hacer realidad sus deseos”, concluyó Maria Arco.

La amiga de Julieanna Arco creó una campaña en GoFundMe para ayudar con los gastos del funeral.

A Rudy Arco también le sobreviven dos hijos adultos y dos hijas pequeñas, de tres y cuatro años; y una media hermana, María Torres.

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