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Mujer de Las Vegas disparada en 2002 muere casi 16 años después

El disparo que acabaría con la vida de Adriann Gallegos fue lanzado casi 16 años antes de su muerte.

Después de una década y media de movilidad limitada, depresión y viajes al hospital, Gallegos, de 37 años, murió mientras dormía en Horizon Specialty Hospital en Las Vegas el 6 de mayo. El forense del Condado de Clark dictaminó la causa como “complicaciones de una herida de bala” y la forma de su muerte es un homicidio.

“Mi hermana luchó tanto”, dijo Teresa Gallegos entre lágrimas. “Ella luchó tan, tan fuerte”.

En la mañana del 26 de junio de 2002, Zeferino Elizondo se acercó al apartamento de Adriann Gallegos en el centro de Las Vegas en Grant Street, cerca de Washington Avenue y H Street.

El tocó la puerta; ella abrió y vio un arma, según muestran los registros judiciales. Elizondo disparó múltiples balas por la puerta, golpeándola en la parte superior de la espalda una vez y rozándola una vez mientras escapaba. Un vecino llamó a la policía, quien la encontró en el hogar. Elizondo emitió una orden de arresto ese día, pero pasó más de un mes antes de que fuera puesto bajo custodia, según el Departamento de Policía Metropolitana.

Durante su testimonio en la corte, Adriann Gallegos le dijo al jurado que Elizondo estaba buscando dinero, pero su hermana mencionó que esa historia era una tapadera.

“Por lo que reuní, él estaba celoso porque su hermano la tenía y él no”, argumentó Teresa Gallegos el miércoles, refiriéndose a las conversaciones con su hermana.

Con la ayuda de la familia, Adriann Gallegos pasaría el próximo año aprendiendo cómo alimentarse, bañarse y sentarse sola. Ella nunca volvería a caminar de nuevo.

Antes de que Elizondo fuera condenado a prisión por hasta 17 años y medio por intento de asesinato, Adriann Gallegos se presentó ante él en 2003.

“Sabes lo que hiciste, y nos haces daño a mí y a mis hijos”, le mencionó, según las transcripciones de la corte. “No tanto yo, pero sí a mis hijos, mi hija de 3 años tiene que crecer tan rápido ahora”.

El enfoque de Adriann Gallegos se mantuvo en sus dos hijos pequeños, Korinna, ahora de 18 años, e Isaiah, ahora de 16. A una edad temprana, su hija la ayudó a cambiarse de ropa, y ambos niños la ayudaron a entrar y salir de la ducha. Los días en que su madre no tenía fuerzas para levantarse de la cama, los niños le llevaban comida.

“Ella ahí se mantuvo hasta que tuvimos la edad suficiente para saber que podíamos hacerlo por nuestra cuenta si no la teníamos cerca”, afirmó su hija.

En los años previos a su muerte, Adriann Gallegos sufrió de úlceras por decúbito severo que la obligaron a visitar hospitales en varias ocasiones. Ella cayó en lapsos de depresión. Cuando no podía cuidar de los niños, la familia extensa intervenía para ayudar.

“Ella cargaba con mucho dolor y tristeza en su vida, pero simplemente lo enmascaró con una sonrisa”, puntualizó su hermana María Gallegos.

La policía informó que el caso fue presentado ante la fiscalía del distrito del Condado de Clark para su revisión. La oficina del fiscal del distrito anunció que no ha recibido ninguna presentación adicional. Los funcionarios de la prisión no dijeron si Elizondo todavía está bajo custodia.

“No creo que él debería estar aquí teniendo libertad”, afirmó Korinna Gallegos. “Mi madre no tenía la libertad que ella quería”.

A Adriann Gallegos le sobreviven sus hijos, Korinna e Isaiah Gallegos; sus hermanas, Teresa, Maria y Priscilla Gallegos; su madre, Dorothy Salazar; y sus nietos, Emelene Gallegos y Atenea Vázquez.

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