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Expastor de Las Vegas condenado a cadena perpetua por doble homicidio

Un expastor de Las Vegas fue condenado a cadena perpetua el miércoles por disparar mortalmente a su vecina y al amigo de esta en 2020.

En mayo, un jurado declaró a Andrew Cote, de 38 años, culpable de homicidio en primer grado por los asesinatos de su vecina, Mildred Olivo, de 71 años, y su amigo de 54 años, Timothy Hanson.

Durante el juicio, los fiscales argumentaron que el tiroteo fue la culminación de una disputa entre vecinos que había durado más de una década entre Olivo y Cote, un antiguo pastor de la Mountain View Baptist Church.

“Este fue un asesinato increíblemente violento y absolutamente innecesario”, dijo la vicefiscal en jefe del distrito, Pamela Weckerly, durante la audiencia de sentencia.

Antes de ser sentenciado, Cote repitió las afirmaciones que hizo durante el juicio, de que disparó en el patio trasero de su vecino y mató a Olivo y Hanson, que estaban desarmados, porque pensó que su hija estaba siendo amenazada.

“Esa fue mi realidad esa noche, cuando tuve que proteger a mi hija primogénita de nueve años de su potencial muerte”, dijo Cote.

Weckerly dijo al juez que Cote había mostrado “muy poco remordimiento por los asesinatos”. Durante la audiencia, Cote se dirigió a los miembros de su familia que estaban sentados en la sala y dijo que deseaba que “esto nunca hubiera ocurrido”.

La jueza de distrito Michelle Leavitt condenó a Cote a cadena perpetua con posibilidad de libertad condicional después de 56 años. Ha recibido crédito por 756 días ya cumplidos en prisión.

Michael Sanft, el abogado defensor de Cote, argumentó durante el juicio que este actuó en defensa propia. Sanft dijo el miércoles que Cote planea presentar una apelación.

El conflicto entre la familia de Cote y Olivo comenzó en 2009, poco después de que se mudara a su casa cerca de Smoke Ranch Road y Decatur Boulevard, según declaró Cote durante el juicio. Durante la siguiente década, ambos vecinos se reportaron mutuamente a la policía y solicitaron órdenes de restricción, y Cote afirmó que Olivo había amenazado con dispararle a su esposa.

Los fiscales argumentaron que Cote intentó que Olivo fuera desalojada y que había tratado de persuadirla para que asistiera a su iglesia. Cote dijo durante el juicio que había encontrado una imagen de Jesús rota en el porche de su casa, y que Olivo había colgado una pancarta blanca en la que se leía “Satanás” en el patio de su casa, donde él pudiera verla.

Horas antes del tiroteo, el 25 de junio de 2020, Cote volvió a reportar a Olivo a la policía, después de que ella los rociara a él y a su hija con una manguera mientras él grababa a Olivo regando plantas en su patio.

Cote declaró que escuchó a Hanson gritar fuera de su casa esa noche. Cote dijo que tomó su escopeta del calibre 12 y salió, donde encontró a su hija de nueve años en el patio mientras Hanson le gritaba “ve a buscar a tu papá”.

El acusado admitió durante el juicio que no tenía intención de hablar con Hanson cuando lo escuchó gritar. En su lugar, apuntó con su escopeta por encima del muro que separaba las dos propiedades y disparó a Olivo y Hanson en la cabeza.

“Tal y como reglamentó el jurado, no hay ningún conjunto de circunstancias que justifique cómo nos arrebataron a nuestro padre”, dijo la hija mayor de Hanson, Tai Hanson, durante la audiencia de sentencia.

Hanson era un veterano de los Marines y el jefe de cocina de Rollin Smoke Barbeque. Su familia lo describió como un padre inspirador que se aseguraba de decirle a sus hijos que estaba orgulloso de ellos, y que le encantaba pasar tiempo con sus nietos.

“Divertido, encantador, cariñoso y fuerte, y carismático, son solo algunas de las palabras que encapsulan al hombre que me convirtió en lo que soy hoy”, dijo Tai Hanson.

La hija de Hanson, Choyce Guice, dijo que ha lidiado con el asesinato de su padre porque se crió yendo a la iglesia, donde aprendió a confiar y respetar a los pastores. Pero Guice dijo que todavía se aferra a su fe, que la llamó a perdonar a Cote.

“Debes saber que no te perdono por ti”, dijo Guice, llorando mientras se dirigía a Cote. “Pero te perdono por mí, para poder vivir en paz”.

La hija de Olivo, Lissette Botello, sollozó mientras hablaba durante la audiencia de sentencia. Botello dijo que extraña poder llamarle a su madre después de un mal día, o poder verla reír y bailar sus canciones favoritas.

“Te llevaste un gran pedazo de mi vida y de mi corazón”, dijo Botello.

Tras la audiencia, Botello dijo estar contenta con la sentencia, pero “el dolor sigue ahí”.

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