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Encuentran con vida a Gizmo, perro desaparecido en LV desde 2015

Judith Monarrez se derrumbó en el piso de la cocina y lloró cuando recibió la noticia por correo electrónico: Gizmo, su perro desaparecido desde hacía nueve años, había sido encontrado con vida.

Monarrez tenía 28 años y vivía con sus padres en 2015 cuando Gizmo, que entonces tenía 2 años, se escabulló por una puerta defectuosa en el patio trasero de su casa de Las Vegas.

La década que siguió trajo muchos cambios. Monarrez, que ahora tiene 37 años, se mudó a su propia casa, obtuvo una maestría en inglés y comenzó su carrera docente en la educación superior. Pero a lo largo de los años, dice Monarrez, nunca dejó de intentar encontrar a Gizmo.

Ahora, se subía a su auto para cruzar la ciudad y encontrarse con Gizmo en un hospital de animales. Más tarde le dijeron que una mujer había encontrado al perro de 11 años y lo había llevado al veterinario, donde escanearon su microchip, lo que desencadenó la notificación por correo electrónico que hizo que Monarrez comenzara a llorar.

Horas después de recibir el correo, el 17 de julio, Gizmo estaba de nuevo en brazos de su dueña. Monarrez lo llamó “un milagro”.

“En retrospectiva es 2020”, dijo. “Me alegro mucho de haber registrado su microchip”.

Su reencuentro coincidió con la entrada en vigor, el 1° de agosto, de una nueva ordenanza municipal de Las Vegas que obliga a los dueños de mascotas a poner microchips a sus perros y gatos.

Monarrez dijo el jueves que la primera semana de Gizmo de vuelta en casa ha traído emociones encontradas.

Está claro, dijo, que los nueve años que habían pasado separados también habían cambiado a Gizmo. Al chihuahua de 8 libras le dan miedo ahora las sombras, las alturas y los pájaros, y ahora cojea. Según Monarrez, el perro tenía los dos ojos gravemente infectados y le faltaban algunos dientes.

“Aunque tenía un aspecto tan diferente, cuando lo miré a los ojos supe de inmediato que era Gizmo”, dijo Monarrez, recordando el momento en que se reunieron en la consulta del veterinario. “Y en cuanto dije su nombre, ladeó la cabeza y no dejó de mirarme”.

Aunque Monarrez y sus padres no pueden dejar de pensar en lo que Gizmo tuvo que soportar tras su desaparición, ahora se enfocan, según ella, en solucionar sus problemas de salud y en “darle todo el amor al que nos aferramos durante todos esos años”.

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