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Hospitales apoyan las nuevas restricciones, afirman que las próximas semanas son “críticas”

Nevada reportó dos mil 339 nuevos casos de COVID-19 el lunes, cuando por primera vez el promedio de siete días para nuevos casos excedió los dos mil, más del doble de la cifra de principios de mes.

El promedio diario es ahora de dos mil 19, un signo de una trayectoria ascendente de la enfermedad en el estado, que ha reportado un total acumulado de 136 mil 227 casos.

Después de un aumento veraniego en julio y principios de agosto, el número de casos y luego las hospitalizaciones disminuyeron, antes de comenzar a aumentar de nuevo en septiembre. El 23 de septiembre, el promedio de siete días fue de 366, y el 23 de octubre fue de 712.

A principios de noviembre, el promedio de casos diarios había superado los mil, según un análisis del Review-Journal. Durante el aumento del verano, el promedio de siete días superó los mil casos pero nunca se acercó a los dos mil.

El aumento de las pruebas puede explicar parte, pero no todo, el aumento de los casos. Las hospitalizaciones de COVID-19 en todo el estado, un indicador de enfermedad más estable, subieron la semana pasada a sus niveles más altos desde el comienzo de la pandemia, después de que las hospitalizaciones subieran bruscamente en el norte de Nevada y más gradualmente en la parte sur del estado.

“En este momento, nuestros departamentos de urgencias y las instalaciones de atención urgente están siendo inundadas por pacientes con síntomas respiratorios, la mayoría de ellos relacionados con COVID”, mencionó el doctor Fermín Leguen, jefe de salud en funciones del Distrito de Salud de Nevada del Sur.

“Nuestros hospitales todavía pueden funcionar correctamente, pero están muy cerca de alcanzar un nivel crítico en el que su capacidad para desplegar sus servicios va a estar en peligro”, advirtió.

El número de muertes, un indicador que sigue el rastro de las hospitalizaciones por varias semanas, no ha igualado los niveles del aumento veraniego, que a principios o mediados de agosto alcanzó un promedio de 14 días de 19. El promedio diario actual es de nueve.

El lunes, el estado informó de seis muertes adicionales, con lo que el total desde el comienzo de la pandemia asciende a dos mil 23.

En el Condado Clark, el Distrito de Salud del Sur de Nevada informó mil 409 nuevos casos y una muerte adicional, llevando el número acumulado de casos desde el comienzo de la pandemia a 106 mil 33 y el número total de muertes a mil 691.

El lunes, funcionarios estatales señalaron al Condado Clark, junto con otros 12 condados de Nevada, por la elevada transmisión de COVID-19, basándose en el índice de positividad de las pruebas del condado, que es del 14.7 por ciento, y un índice de mil 134 casos nuevos por cada 100 mil habitantes en los últimos 30 días.

Apoyo a las restricciones

Leguen expresó su apoyo a las nuevas medidas destinadas a frenar la propagación de la enfermedad anunciadas el domingo por el gobernador Steve Sisolak.

“Estas restricciones están justo donde deberían estar, porque si van un paso más allá, significará un cierre total de la economía del sur de Nevada”, mencionó.

Los hospitales del Valle de Las Vegas dijeron que no han llegado al punto en que necesitan implementar sus planes de aumento de ocupación, a diferencia de lo que sucede en el norte de Nevada, donde el Renown Regional Medical Center de Reno convirtió la planta baja de su estacionamiento en una unidad para pacientes de COVID-19.

Los seis hospitales del Valley Health System en el Valle de Las Vegas no han alcanzado la ocupación plena o han experimentado una escasez crítica de personal, aunque “el espacio de la Unidad de Cuidados Intensivos se está estrechando en varias instalaciones”, comentó el director médico doctor Dan McBride.

McBride dijo que apoyaba las medidas anunciadas por el gobernador, que incluyen la reducción de la capacidad de los restaurantes, bares e instalaciones de ocio al 25 por ciento desde el 50 por ciento. También redujeron el tamaño de las reuniones públicas a 50 y las reuniones privadas a 10.

“Creo que limitar las comidas y actividades en el interior tendrá algún efecto”, señaló McBride. “Cualquier medida que reduzca el tiempo que se pasa en el interior y en grandes grupos será beneficiosa para todos nosotros”.

Imploró al público que siguiera de cerca las directrices.

“Estas próximas semanas van a ser muy críticas para que avancemos mientras evaluamos no sólo la disponibilidad de camas sino también la disponibilidad de personal”, señaló.

El doctor Luis Medina-García, médico de enfermedades infecciosas del University Medical Center, agregó que las nuevas restricciones son necesarias.

“Sabemos que estas medidas no detendrán la pandemia, pero la idea detrás de ellas es que se pueda frenar para que los sistemas hospitalarios puedan continuar proporcionando la atención que la comunidad necesita”, expresó Medina-García.

“Todavía tenemos suficiente personal, pero estamos cansados”, añadió.

Aunque el COVID-19 mata a un pequeño porcentaje de los que lo contraen, el verdadero peligro radica en los hospitales que están tan inundados de pacientes infectados que no pueden atender a otros con otras afecciones, explicó Medina-García. También existe el riesgo de que los pacientes infectados contagien la enfermedad al personal del hospital, que tendría que aislarse en casa, lo que dificultaría la capacidad del centro para cuidar de los enfermos.

“La contribución más importante que se puede hacer es no infectarse. Así es como se gana”, concluyó. “No se gana la batalla en el hospital; se gana fuera”.

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