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Hace 30 años, la explosión masiva de PEPCON sacudió Las Vegas Valley

Hace casi 30 años, Pat Rose conducía hacia Lake Mead para pasar el día en el agua con un amigo cuando una gran columna de humo sobre la planta PEPCON lo obligó a detenerse.

Lo que sucedió después irrevocablemente cambió su vida.

Estacionado a unos 2 mil pies de la planta en el Lake Mead Drive de Henderson, él y su amigo observaban con asombro cómo crecían el humo y las llamas.

Dentro de la planta industrial en llamas, el controlador de la compañía: Roy Westerfield, llamó al 911. Fue justo antes del mediodía del 4 de mayo de 1988.

“Acabamos de tener una gran explosión y todo está en llamas”, anunció Westerfield, de 62 años, a un operador.

El evento que sacudió el Valle de Las Vegas se describirá más adelante -en un estudio de caso de la NASA de 2012- como la mayor explosión nacional no nuclear en la historia.

Westerfield y otro empleado, Bruce Halker, no sobrevivieron. Al menos otras 370 personas resultaron heridas.

Presente ese día se estima que había 4 mil 500 toneladas de perclorato de amonio, un potente oxidante que se encuentra en los cohetes propulsores de combustible sólido utilizados para los transbordadores espaciales de la NASA. PEPCON, que se encontraba en lo que ahora es el cruce de la autopista US 95 y la circunvalación 215 en Henderson, fue uno de los dos principales fabricantes del oxidante en el país en ese momento.

El incendio inicial, que desencadenó tres explosiones masivas que se podían sentir en todo el valle, estalló alrededor de las 11:30 a.m. Durante una reparación estándar, los investigadores descubrieron que las chispas de una antorcha de soldadura encendían el material de fibra de vidrio y en minutos el fuego se había extendido a un ritmo rápido debido a la acumulación de perclorato de amonio.

A unas 17 millas de distancia en el Centro Médico Universitario, Carol Rose, una enfermera, estaba trabajando en el cuarto piso cuando el hospital comenzó a temblar. Pasarían más de cuatro horas hasta que supiera que su cuñado, Pat Rose, de 22 años, resultó gravemente herido en las explosiones y que estaba siendo sometido a una cirugía cerebral en el hospital Valley Hospital Medical Center.

El Antes y el ahora

Pepcon graphic

Dos años antes, el transbordador espacial Challenger explotó en pleno vuelo, lo que provocó que la NASA suspendiera su programa de exploración. Pero PEPCON, un acrónimo de Pacific Engineering & Production Company de Nevada, continuó produciendo perclorato de amonio y el suministro se acumuló en los siguientes 15 meses.

Esa reserva, junto con las malas prácticas de limpieza y almacenamiento, ayudaron a causar las explosiones, según determinaron luego los investigadores del Departamento de Bomberos del Condado de Clark.

En el momento de las explosiones, PEPCON tampoco tenía un plan de evacuación formal y carecía de un sistema de alarma audible.

En cambio, la primera explosión, la más pequeña de las tres, actuó como una advertencia para los empleados.

Después del desastre, PEPCON pasó a llamarse Western Electrochemical Co. y se trasladó a unas 14 millas al noroeste de Cedar City, Utah. Ahora se llama Amerian Pacific.

“Cuando tienes la oportunidad de volver a hacerlo, implementas cosas que de otro modo no podrías hacer en una planta que ya funciona”, dijo el director de operaciones: Dave Thayer al Las Vegas Review-Journal en abril, antes del aniversario número 30 de las explosiones. “Lo diseñas y lo construyes para que sea más fácil de mantener”.

Thayer era un ingeniero de procesamiento en ese momento, y uno de los 75 empleados supervivientes que trabajaron el día de las explosiones.

Señaló que la mayor diferencia ahora es que las instalaciones del sur de Utah ocupan alrededor de 150 acres, y la distancia entre los edificios es de al menos 500 pies. La planta de Henderson ocupaba menos de 15 acres, indicó Thayer, y los edificios estaban separados por menos de 50 pies.

Hal Murdock, actual presidente y CEO de la compañía, agregó que a diferencia de hace 30 años, los altos funcionarios de la compañía salen a la planta tan a menudo como pueden.

“Este es un enfoque para Dave y para mí”, mencionó. “Salimos y evaluamos cómo nuestra gente está haciendo las cosas de acuerdo con nuestros procedimientos y somos bastante duros”.

Después de las explosiones, Nevada promulgó 46 regulaciones para el manejo de perclorato de amonio, y la Ley de Prevención de Catástrofe Química de 1991 estableció límites para el almacenamiento de sustancias químicas para prevenir otro desastre de esa magnitud.

Daño de largo alcance

Los efectos de las explosiones estruendosas se sintieron en un radio de 10 millas de la zona cero. La planta vecina de Kidd Marshmallow fue demolida.

Las ondas de choque destruyeron edificios a su paso. Las ventanas se rompieron, las paredes se agrietaron y las puertas se cayeron. El daño a la propiedad de los negocios y hogares de los alrededores fue de 74 mdd.

Dos de las explosiones más grandes midieron 3.0 y 3.5 en la escala de Richter en observatorios en California y Colorado, encontró la NASA. Los investigadores incluso compararon la explosión con una detonación nuclear de 1 kilotón.

El fuego ardió fuera de control durante las siguientes cinco horas, y el humo se elevó casi mil pies en el cielo. Se podía ver a una distancia de hasta 100 millas, según informó el Review-Journal en ese tiempo.

El otro lado de la supervivencia

Pepcon Article
Las Vegas Review-Journal Archive

 

Dos meses después de las explosiones, Pat Rose le informó al Review-Journal que lo último que recordaba antes de despertar en el hospital era detenerse para observar el fuego masivo.

Él fue el más gravemente herido en las explosiones. Las gigantescas explosiones arrojaron una roca por el techo y el parabrisas de su camión, dejando un enorme agujero en el lado izquierdo de su cráneo.

Antes de las explosiones, a Pat Rose le encantaba estar al aire libre. Su familia le describía como aventurero y fuerte. Pero después del incidente, asegura su familia, nunca fue el mismo.

“Cree que alguien ha sobrevivido y la vida es buena, pero hay muchos otros aspectos de supervivencia”, dijo su hermana mayor, Phyllis Rose, en una entrevista en abril.

Su hermano sobrevivió otros 29 años. Murió el 27 de septiembre a la edad de 51 años, más de medio año antes del 30 aniversario de las explosiones que cambiaron el curso de su vida.

Nunca fue capaz de recuperar la movilidad completa en el lado derecho de su cuerpo, y hablar permaneció como un desafío para él hasta su muerte.

Debido a sus heridas, Pat Rose recibió el mayor acuerdo individual. Pero le hizo desconfiar de las personas, dijo su familia, y nunca se casó ni tuvo hijos.

“The explosions took away something from him that I think is one of the most valuable things in life.”

-Phyllis Rose
Ella notó que su hermano más joven llevó una vida privada después.

Pero 30 años después de las explosiones, incluso en la muerte, su familia dijo, Pat Rose encontró una manera de dejar su huella en el mundo. Todo su patrimonio será donado a tres organizaciones benéficas locales, apoyando causas que estaban cerca de él.

“Habiendo sobrevivido y ahora dando la vuelta y transmitiéndolo, él es un héroe a su manera”, afirmó Phyllis Rose.

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