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Estaba desnudo y huyendo cuando la policía le disparó. Ahora le deben $525,000

El trauma de haber sido disparado por un policía de Las Vegas mantuvo a Jason Funke encerrado durante cuatro años, dice su madre.

Solo sale de casa para hacer las compras. La intoxicación por plomo de los fragmentos de bala en su brazo le impide ser activo. No ha superado su desconfianza hacia la policía desde que le dispararon en frente de una iglesia en Las Vegas cuando se encontraba en plena crisis mental, dijo su madre en una entrevista.

“No sonrió durante dos años”, dijo Theresa Funke.

En junio, el juez de distrito de Estados Unidos Richard Boulware dictaminó que el agente del Departamento de Policía Metropolitana Mark Hatten “utilizó ilegalmente fuerza excesiva contra Funke” cuando le disparó al entonces joven de 25 años el 5 de agosto de 2017.

Una demanda federal que Funke presentó contra el departamento fue desestimada en noviembre después de que la Policía Metropolitana y Funke llegaran a un acuerdo de 525 mil dólares, según el abogado de Jason Funke, Joshua Newville.

El día en que Funke fue disparado, estaba de pie y desnudo fuera de la Iglesia Cristiana Life Springs en el sureste de Las Vegas. Los empleados de la iglesia llamaron a la policía tras verlo sentado en el suelo con un montón de dinero en efectivo y una pistola delante de él.

El enfrentamiento que terminó con Hatten disparando e hiriendo a Funke después de que éste se apartara de los agentes y comenzara a correr en dirección a una pistola que estaba a unos 30 pies de distancia, según muestran los registros judiciales.

“Es indiscutible que ningún oficial o empleado de La Policía Metropolitana intentó siquiera hacer contacto o hablar con Funke durante más de 15 minutos a pesar de que Funke estaba claramente en una crisis de salud mental”, escribió Boulware en los documentos judiciales.

La madre de Funke dijo que el acuerdo se alcanzó para evitar que su familia pasara por un juicio.

“Pero no hay ramificaciones con eso”, dijo Theresa Funke. “Aparte de que sea jurisprudencia para la próxima persona que pase por esto, Dios no lo quiera”.

‘Incompetentes y sin preparación’

Jason Funke se mudó a Las Vegas cuando tenía 21 años. Después de encontrar el éxito en el World of Warcraft competitivo y en el póker online, quería intentar jugar en los casinos, dijo Theresa Funke.

En cambio, la vida en Las Vegas le provocó depresión y aislamiento.

Llegó por primera vez a la Iglesia Cristiana Life Springs, en el 2075 E. Warm Springs Road, el 3 de agosto de 2017, cuando habló con un empleado de la iglesia sobre sus problemas de salud mental, incluidos los pensamientos suicidas, muestran los registros judiciales. Buscó asesoramiento al día siguiente, y en algún momento confió a los líderes de la iglesia que había estado experimentando con drogas.

El 5 de agosto de 2017, volvió a dirigirse a la iglesia, se quitó la ropa y se sentó en una “postura de meditación”, con la pistola delante.

“Sí, este hombre es suicida”, dijo un empleado de la iglesia a un despachador del 911, según los registros judiciales. “He hablado con él; no tiene sentido”.

Se llamó a un helicóptero de la policía y al menos seis agentes llegaron al lugar. Después de estar sentado durante unos 10 minutos, Jason Funke se puso de pie, recogió el arma y comenzó a pasearse frente a la iglesia. Estaba de pie en la plaza de la iglesia cuando Hatten, con un rifle en la mano, se puso en posición cerca de otros agentes.

Cinco minutos después, Funke comenzó a caminar hacia la iglesia. Fue entonces cuando Hatten dijo: “Voy a disparar”, según los registros judiciales.

‘No había levantado el arma’

“Es indiscutible que Funke no había amenazado directa o verbalmente a nadie con el arma, y que no cometió ningún delito grave”, escribió Boulware en los documentos judiciales. “No había levantado el arma hacia otros o hacia sí mismo”.

Después de que Hatten dijera que iba a disparar, otro agente le gritó a Funke que soltara el arma. Funke soltó inmediatamente la pistola, levantó las manos y empezó a caminar hacia Hatten y el otro agente, según los documentos judiciales.

Mientras Funke caminaba hacia el grupo, uno de los agentes luchaba por controlar a un perro policía, que ladraba y jalaba su correa. Funke estaba a unos seis o siete metros delante del perro policía cuando los agentes le ordenaron que se tirara al suelo.

En lugar de ello, Funke se echó a correr.

El perro policía fue liberado, pero en lugar de ir tras Funke, “atacó a otro agente”, según consta en las actas judiciales. Mientras tanto, Hatten “empezó a perseguir a Funke” y le disparó en el hombro izquierdo, cuando estaba a unos 30 pies del arma arrojada.

El perro policía alcanzó entonces a Funke y le mordió el brazo, “lo que le causó una herida sangrienta”, muestran los registros judiciales.

“Es simplemente alucinante la incompetencia y la falta de preparación de esta gente para manejar una crisis de salud mental”, dijo Newville, el abogado de Funke. “Y cómo casi matan a un hombre que no amenazaba a nadie más que a sí mismo”.

Hatten sigue siendo empleado en el Departamento de Policía Metropolitana, y actualmente está asignado a la oficina de criminalística del departamento, que incluye la unidad de investigación de escenas del crimen. El portavoz de la policía, Aden Ocampo-Gómez, no quiso decir si Hatten fue disciplinado por dispararle a Funke, y declinó hacer comentarios sobre el acuerdo.

Acuerdo previo

Funke le dijo a su madre que quería seguir adelante con la demanda contra La Policía Metropolitana debido a los antecedentes de Hatten, dijo Theresa Funke.

Hatten también estuvo en medio de otro acuerdo por 500 mil dólares que La Policía Metropolitana hizo en 2018 con la madre un hombre que murió bajo custodia policial después de que Hatten le diera 10 descargas con una pistola eléctrica durante un poco más de 90 segundos.

Hatten detuvo a Anthony Jones, de 44 años, el 11 de diciembre de 2010, mientras conducía cerca de J Street y Lake Mead Boulevard.

Jones estaba actuando “erráticamente”, dijo Hatten, y los dos hombres se involucraron en una pelea, según los registros policiales.

Peter Goldstein, que representó a la madre de Jones, dijo que la pelea fue en realidad cuando Hatten golpeó a Jones con una pistola eléctrica mientras otros agentes intentaban sujetar al hombre de 44 años.

Otro agente también utilizó su pistola eléctrica sobre Jones dos veces durante un total de 10 segundos. Los investigadores determinaron que ninguno de los dos agentes violó la política del departamento.

“El agente Hatten había electrocutado a esta otra persona hasta la muerte, y podría haber matado a Jason”, dijo Theresa Funke. “Jason está vivo milagrosamente”.

Las cicatrices físicas y emocionales que el tiroteo dejó en Jason Funke fueron “desgarradoras”, dijo su madre. Pero ver cómo se presentaban cargos penales contra su hijo fue “casi tan malo”.

Funke fue acusado inicialmente de un delito grave de exhibición indecente y de posesión de un arma peligrosa en una escuela o en una guardería, según los registros judiciales. Más tarde se declaró culpable de un delito menor por llevar un arma oculta, y fue sentenciado a libertad condicional.

“Esencialmente, dijo: ‘Me están castigando por tener una crisis mental’”, dijo Theresa Funke.

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