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El reto del aprendizaje en casa para niños especiales

La educación a distancia ha sido un reto al que se han tenido que enfrentar millones de estudiantes y padres de niños pequeños, sin embargo, esta “nueva normalidad” educativa ha sido aún más complicada para los estudiantes de educación especial y sus familias.

En el caso de los niños con autismo, regularmente asisten a un salón especial donde solo van estudiantes con condiciones similares, a esto se le llama un salón contenido. Cada una de estas aulas generalmente tiene a un profesor y al menos dos asistentes, de acuerdo con el número de alumnos. Es decir que es un apoyo que estos estudiantes no pueden tener mientras toman clases a distancia, lo cual aumenta el reto para los padres de familia.

“Exactamente, es un gran reto porque vemos que para los padres que tenemos niños típicos ha sido muy difícil la aceptación de mantener clases en línea, ahora imaginen lo difícil que es para los padres de niños especiales. En mi caso, hay que tener otro tipo de rutina a la que no estábamos acostumbrados, batallé mucho al principio en ese cambio, antes el niño se iba en el autobús escolar a su rutina diaria a la escuela, y luego a sus terapias”, comentó la fundadora de la organización Azul Blue, Olivia Espinoza.

La señora Espinoza es madre de Matthew, un adolescente con autismo que actualmente tiene 15 años de edad, él no puede comunicarse verbalmente, por lo que ahora sus padres son sus profesores, quienes deben planear un método de enseñanza en casa basado en los programas del Distrito Escolar del Condado Clark (CCSD, por sus siglas en inglés).

“Ahora es diferente, son otro tipo de actividades, hemos visto que los niños que toman clases en línea, ya sean funcionales o no funcionales, ambos tienen grandes retos para tomar sus clases. Con niños funcionales me refiero a los que pueden hablar, comunicarse, ellos se enfrentan a problemas como la falta de atención, enfocase, entonces para ellos es muy difícil poder enfocarse en la clase al estar en casa”, acotó Espinoza.

Sobre los estudiantes que necesitan una mayor atención, la fundadora de Azul Blue explicó que “en el caso de niños de bajo funcionamiento, como el mío, un niño que no habla y no comprende la situación por la que estamos pasando, que no sabe tolerar una mascarilla. Entonces estar sentados frente a una computadora es mucho más difícil. La tarea se ha vuelto para los padres”.

De acuerdo con Azul Blue, los padres de niños especiales saben que son ellos los que estarán al lado de sus hijos durante todo el tiempo posible, no obstante, la pandemia de COVID-19 les ha hecho preguntarse ¿Qué vamos a hacer con los niños?

“Tenemos que hacer un horario para ellos, tiene que haber salidas porque son niños que se inquietan mucho estando encerrados en casa. En mi caso, es un niño que a sus 15 años no se comunica verbalmente, no dice una palabra, se comunica a través del iPad”, dijo Espinoza.

Las sesiones desde casa son basadas en el Programa Educativo Individualizado (IEP, por sus siglas en inglés), el cual establece metas sobre las cuales los padres tienen que trabajar con sus hijos.

“Las familias tenemos que estar muy acorde al seguimiento del IEP para poder tener un plan para nuestros niños. En mi caso son trabajos de necesidad diaria, más que académicos, mi hijo ha aprendido muchas cosas en esta pandemia”, sentenció Espinoza.

De acuerdo con Azul Blue, la mayoría de los estudiantes especiales acuden a escuelas del CCSD, muchos padres de familia han estado solicitando recursos básicos del estado durante la pandemia, además de que algunos niños han experimentado ansiedad debido al encierro. Pero otra situación que hay que enfrentar es decidir si acudir o no a las terapias.

“Depende de los padres, hay quienes hemos tomado la decisión de no llevar al niño a terapia. Sé que mi hijo necesita terapia como todos los niños, pero en un momento dado debido a su condición, de no tener una idea de lo que estamos pasando, un niño que no puede tomar una pastilla para una fiebre, entonces eso es más preocupante a que si el niño no tiene terapia por unos meses o un año. Si se enferma, no me veo en esa situación, no sabría cómo manejarlo”, comentó Espinoza y agregó que esta decisión la ha tomado para intentar reducir la posibilidad de un riesgo de contagio de COVID-19.

Actualmente cerca de 300 familias son miembros de Azul Blue, de las cuales casi el 95 por ciento son de origen hispano. Esta organización no lucrativa cuenta con una “Guía de Padres”, la cual es una reunión mensual (en este momento virtual) que tiene como objetivo brindar información oportuna sobre recursos disponibles para niños con autismo.

“Mi mensaje para todos los padres es que recordemos que lo que nos hace fuertes es el amor a nuestros hijos, eso requiere de paciencia, dentro del amor va la paciencia, más en estos tiempos. Unidos vamos a salir adelante”, concluyó Espinoza.

Para más información sobre Azul Blue, llame al (702) 955-4415.

Contacte a Anthony Avellaneda en: aavellaneda@reviewjournal.com, o siga la cuenta de Twitter de El Tiempo: @eltiempolv.

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