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Bromas y protestas recuerdan a Donald Trump en los Oscar

La figura del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobrevoló el domingo la gala de los Oscar, pero salvo una excepción, los discursos de tinte político brillaron por su ausencia.

A mitad de la noche, el conductor de la ceremonia Jimmy Kimmel intentó llamar la atención de Trump tuiteándole en directo. Pero al final de la gala, el presidente aún no había respondido.

Kimmel bromeó sobre Trump en varias ocasiones y presentó un elaborado argumento para llamar la atención de Meryl Streep, que fue blanco de las críticas del dirigente. Pero en su mayoría, quienes se llevaron a casa un Premio de la Academia dieron las gracias a sus madres y directores y parecieron, o simularon estar, sobrecogidos de emoción. Streep, cuyas críticas al entonces presidente electo en los Globos de Oro eclipsaron esa gala, se ajustó al guion cuando se subió al escenario para entregar un premio.

El cineasta iraní Asghar Farhadi, ganador del Oscar a mejor película en lengua extranjera, boicoteó la ceremonia por el decreto de Trump que impide la entrada al país de migrantes de siete naciones de mayoría musulmana, incluyendo la suya. En su lugar, la astronauta iraní Anousheh Ansari recibió el galardón y leyó un mensaje en su nombre.

“Mi ausencia es por respeto a la gente de mi país y a aquellos de las otras seis naciones que han sido ofendidas por la ley inhumana que prohíbe la entrada de inmigrantes a Estados Unidos”, dijo Ansari citando a Farhadi. “Dividir el mundo en categorías de ‘nosotros’ y ‘los enemigos’ crea miedo”.

Los seis directores nominados en la categoría emitieron un comunicado dos días antes de la ceremonia condenando el clima de “fanatismo” en Estados Unidos.

La decisión de Marlon Brando de enviar al indígena norteamericano Sacheen Littlefeather a recoger su premio al mejor actor en 1973 supuso el inicio del idilio moderno entre los Oscar y la política. Pero era algo tan poco habitual que cuando el productor de documentales Bert Schneider habló sobre la Guerra de Vietnam dos años después, Frank Sinatra leyó más tarde una disculpa en directo.

Desde entonces, el escenario de los Oscar ha servido de altavoz para causas políticas en numerosas ocasiones. Vanessa Redgrave habló en favor de los palestinos en 1978, Michael Moore denunció al presidente George W. Bush en 2003, Sean Penn defendió el matrimonio homosexual en 2009, Patricia Arquette abogó por la igualdad salarial para las mujeres en 2015 y Leonardo DiCaprio aleccionó sobre el cambio climático el año pasado.

Al final de su monólogo, Kimmel dijo a los asistentes: “Algunos de ustedes subirán al escenario y darán un discurso sobre el que el presidente de Estados Unidos tuiteará en mayúsculas durante su evacuación intestinal de las cinco de la mañana”.

Solo Farhadi se enfrentó directamente al inquilino de la Casa Blanca.

Kimmel realizó varias alusiones a Trump, incluyendo una broma que revivió la polémica por la falta de diversidad en los nominados a los premios. “¿Recuerdan el año pasado cuando la gente decía que los Oscar eran racistas?”, preguntó.

Empleó el término “sobrevalorada” para referirse a Streep, cuyos colegas la ovacionaron de pie. Tras su discurso en los Globos de Oro, Trump se burló de la galardonada actriz diciendo que estaba sobrevalorada. Kimmel hizo chanzas sobre su vestido, señalando: “Por cierto, ¿es eso un Ivanka?”.

El presentador se refirió también al veto del secretario de prensa de la Casa Blanca Sean Spicer a algunos periodistas en una reunión informativa el pasado viernes diciendo que los reporteros de CNN, el New York Times, Los Angeles Times y otros medios debían abandonar el teatro.

“No toleramos las noticias falsas”, agregó.

En su presentación de las nominadas a mejor actriz de reparto, Mark Rylance, ganador del año pasado en la categoría masculina, apuntó que debería haber un galardón para la gente que puede oponerse a las cosas sin odio. Aunque no mencionó directamente a Trump, la alusión pareció clara.

Si Trump siguió la gala, solo Twitter podrá decirlo. Cuando se le preguntó la semana pasada si el presidente planeaba ver la entrega de premios, Spicer dijo que no lo sabía. Pero como el domingo por la noche la Casa Blanca celebró el Baile de los Gobernadores, “tengo la sensación de que el presidente y la primera dama van a estar centrados en eso”, agregó.

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