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Un deporte que crece en silencio: Dunes Buggy

A los 16 años de edad Petro ‘El Teto’ Sosa, montaba un caballo colorado al que llamaban El Pato, por su manera extraña de caminar. “A pesar de su tranco cansino, El Pato podía desarrollar unos 40 kilómetros la hora en los campos de Ciénega de Escobar, un pequeño pueblito de Durango, México, donde viví mi infancia”, dice Petro, y agrega, “eramos una familia de muchos hermanos, la pobreza, y la necesidad, me hizo dejar todos mis afectos, a aquel caballo que yo tanto quería, y rumbear pal’ norte”. Al llegar a San José, al Norte de California, El Teto descubre un deporte más sofisticado, deja aquel transporte con tracción a sangre, y se compra por 3500 dólares una moto de dos tiempos, 4 ruedas, 250 caballos de fuerza, y empieza a correr por las dunas de San José, de lo que se hace un apasionado. En 1993, se muda a nuestra ciudad, no sin antes averiguar, si en el desierto, podría seguir practicando el Dunes Buggy.

Pocos días después de llegar, cambió su moto por una Yamaha (Fuel Inyection) de 700 caballos de fuerza, por la que pagó mas de 10 mil dólares, y comenzó a correr en un mayor nivel de competencia. Al menos 4 días al mes, Pedro y su hermano Victor, junto a Victor Jr, y su sobrino Johnny, se montan en sus motos en Nellies Dunes, y salen a disfrutar de un deporte poco conocido en nuestra ciudad, que cuenta con más de mil seguidores semanales. Para encontrarlos, hay que tomar Las Vegas Blvd. Norte, pasar El Speedway una milla, e internarse por un camino de tierra hasta encontrar Nellies Dunes. Por otra parte, es necesario aclarar que por lo alejado de este lugar, en caso de accidente, la única vía de acceso es por medio de un helicóptero. Para terminar, recomendamos este deporte que agrupa una gran número de seguidores hispanos como otra forma de escapar al stress de la gran ciudad, montando sus propia moto o rentando una en el lugar, a un promedio de 80 dólares la hora y media.

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