El equipo del Piojo perdió la gloria en 10 minutos
julio 4, 2014 - 4:02 pm
Mario Regalado y su esposa Gilma estaban muy contentos, al poder ser parte de la enorme cantidad de público que se había dado cita en El Club Tequila del Hotel y casino Fiesta. Y no era para menos, el partido entre las selecciones de Holanda y México había despertado el interés de todos los seguidores del TRI, que soñaban con poder jugar el quinto partido dentro de una Copa del Mundo. Durante la semana, la estación de radio ESPN había lanzado la invitación a través de sus dos programas deportivos locales, los cuales acaparan una gran audiencia radial de nuestra ciudad.
Cuando llegamos a aquel hermoso lugar, volvimos a sentir la misma sensación que habíamos sentido en el partido que la selección mexicana jugara con Croacia y que los clasificara a estos octavos de final. El comportamiento de los seguidores mexicanos era de una euforia colectiva, que sobrepasaba todos límites vistos hasta ese momento. Desde los cuatro rincones, los gritos de “si se puede, si se puede” eran más que un grito de guerra, era una expresión de deseo, teniendo en cuenta que su rival de turno, contaba con Wesley Sneijder, Robin Van Persie y Arjen Robben en su frente de ataque, haciéndola una de las selecciones más poderosas del torneo. Tan pronto como empezó el partido, Álvaro Puentes y Jesús (El Ocotlán) López, ambos locutores de la 1460 am, abandonaron sus funciones periodísticas y se sumaron a la locura colectiva. Sentados junto a nosotros, María Lupe y Alejandro Ortíz no se perdían ni un solo detalle de las imágenes que llegaban desde Brasil. “Desde anoche dejamos a nuestros hijos en la casa de mi suegra, para llegar bien temprano y encontrar buena ubicación” nos compartía Lupe quien se había pintado las mejillas con los colores de su selección, mientras Alejandro desplegaba una enorme bandera que tenía guardada desde el mundial de Sudáfrica 2010.
“Confío en nuestro seleccionado pero le tengo miedo al arbitraje” nos dijo Ortíz, haciendo memoria de lo ocurrido en el primer partido entre México-Camerún y donde los aztecas fueran claramente perjudicados. Ya al comienzo de las acciones, México se adueño del medio campo, con una selección tulipán que esperaba y contragolpeaba cuando podía. A los 48” Giovanni Dos Santos saca un tremendo disparo que se transforma en gol, poniendo justicia en el marcador, haciendo explotar el Club Tequila en gritos y abrazos. Lo de Holanda era menos vistoso, pero igualmente efectivo. En una salida fallida del TRI, Robben se interna al área y pone en apuros a la pareja de centrales Márquez y Moreno, y este último hace contacto con el holandés y le comete un claro penal que el árbitro no sanciona. En el descanso, Lupe aprovecha para llamar a su suegra para saber de sus hijos. Mario Regalado va para comprar algo de comer mientras Álvaro Puentes comenta “México tiene que seguir atacando; 1 a 0 no es ventaja frente a una selección de este poderío” mientras que Mario Regalado y El Ocotlán López le dan la razón.
La segunda mitad fue más de lo mismo, México atacando en busca de un segundo gol, mientras el equipo naranja, dirigido por Louis Van Gaal, media el desgaste de energías para poder sorprender a su rival en los últimos minutos.
Para todos los que estábamos ahí, parecía como si el reloj se hubiera detenido en el minuto 80, mientras poco a poco los dirigidos por Piojo Herrera empezaban a perder el control de la pelota. Cuando solo faltaban 4 minutos para terminar Sneijder aprovecha una triangulación con sus compañeros y pone las cosas 1 a 1 y (de no ocurrir un milagro), todo indicaba que nos iríamos a dos alargues de 15” cada uno.
Cuando se jugaba tiempo de descuento y solo faltaba que el árbitro central diera por terminado el partido, un pase a lo profundo de la defensa mexicana es bien controlado por Arjen Robben que escapa por la zona más profunda de la defensa mexicana, recorta hacia adentro y es tocado levemente por Rafa Márquez, quien le comete penal, despierta airadas protestas de los Aztecas. Segundos después, Huntelaar los convierte en gol para eliminar a México de La Copa del Mundo. En El Club Tequila nadie entendía lo que había pasado. En menos de 5” se había pasado de el cielo al infierno. El matrimonio Ortíz miraba al cielo como buscando una explicación , los locutores de ESPN trataban de explicar lo inexplicable mientras los Regalado, lloraban sin consuelo abrazados ante tremenda e inesperada derrota. Minutos más tarde, ya de camino a casa, una Bossa Nova nos recordaba que “tristeza nao tem fim, felicidade sí”.