El miércoles por la tarde, en el Ayu Dayclub, hacía tanto calor como para derretir los hongos de plástico. Pero Katy Perry fue la reina de lo refrescante, un rayo de sol mientras sostenía la llave a la frivolidad.
El miércoles por la tarde, en el Ayu Dayclub, hacía tanto calor como para derretir los hongos de plástico. Pero Katy Perry fue la reina de lo refrescante, un rayo de sol mientras sostenía la llave a la frivolidad.