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Acusan a dos adolescentes de delito de odio, comparecen ante juez de Las Vegas

Sentada dentro de un tribunal para menores el lunes por la mañana, Akiko Cooks contuvo sus lágrimas cuando se enfrentó a los dos adolescentes acusados por primera vez.

Ambos muchachos, de 15 y 16 años, fuero arrestados desde el 19 de marzo en relación con una serie de amenazas racistas en Instagram contra estudiantes afroamericanos en Arbor View High School.

La cuenta parecía haber sido creada específicamente para las amenazas, que establecía que los pasillos de la escuela debían ser “limpiados” de estudiantes de esta raza con un “Columbine 2”, refiriéndose al tiroteo masivo de 1999 en Columbine High School.

El hijo de 15 años de Cooks es una de las nueve víctimas identificadas en el caso cuyas fotos fueron publicadas en la cuenta con las amenazas.

“Fue muy abrumador porque antes de hoy ni siquiera sabía quiénes eran”, indicó Cooks sobre los sospechosos.

En la audiencia del lunes, después de breves argumentos de un fiscal y abogados defensores, el juez del tribunal de menores, William Voy, decidió que la pareja permanecería en la cárcel hasta su próxima audiencia.

La policía ha dicho que enfrentan cargos de amenazas terroristas, conspiración para cometer un acto de terrorismo, acoso cibernético, delitos de odio y ruptura de la paz.

Los funcionarios no han divulgado los nombres de los acusados y Brigid Duffy, fiscal de menores del Condado de Clark, explicó el porqué.

“Aún no los hemos certificado como adultos”, informó Duffy al Las Vegas Review-Journal después de la audiencia.

Aún así, en el tribunal argumentó que los agresores representan una amenaza y que uno de ellos tenía acceso a al menos tres armas de fuego en su hogar. Las armas fueron confiscadas por la policía, anunció.

“Ni las familias, ni los niños se sienten seguros, nuestra comunidad no debe sentirse así”, explicó Duffy.

Mientras leía fragmentos de las amenazas en la corte, Cooks y al menos otros siete padres de las víctimas identificadas, sollozaban en las palmas de sus manos, la mayoría del grupo llevaba camisetas que decían: “NO AL RACISMO EN ESCUELAS”.

“Dentro de esa cuenta de Instagram, había 10 fotografías de niños sonriendo, riendo, disfrutando su día escolar en una cafetería”, detalló Duffy. “Y debajo de cada una de esas fotos se encontraban las declaraciones más racistas y odiosas acerca de querer limpiar los pasillos, llamándolos simios, apuntando que querían replicar el tiroteo de Columbine y eso hace que este caso sea diferente a cualquier otro de amenaza terrorista que hayamos tenido”.

Pero Adam Solinger, que representa al adolescente acusado de crear la cuenta y el abogado designado por el tribunal, J.D. Evans, quien representa al co-acusado, le pidieron a Voy que liberara a sus clientes con arresto domiciliario.

Solinger comentó que su cliente no es una amenaza para la comunidad, señaló que el adolescente había caracterizado las publicaciones en las redes sociales como “bromas ofensivas” durante una evaluación psiquiátrica.

Voy dijo que revisaría la posibilidad de arresto domiciliario durante la próxima audiencia de la pareja, luego dirigió su atención a un puñado de agentes de policía del Distrito Escolar del Condado de Clark en la sala de audiencias.

“Déjenme tratar con estos dos”, solicitó. “Pero esto es un síntoma de un problema más grande que existe y es posible que deba realizarse algún tipo de intervención en Arbor View”.

Mientras tanto, el hijo de Cooks, un estudiante de segundo año, no ha vuelto a la escuela desde que se hicieron las amenazas, su madre añadió que está aterrorizada de devolverlo, a pesar de que él le ha asegurado de que no quiere cambiar de escuela.

“¿Qué pasa si él no vuelve a casa un día?”, cuestionó. “Esto ha cambiado nuestras vidas, esta cultura racista se ha desarrollado durante demasiado tiempo y es fea”.

Pero esa es una conversación para una fecha posterior, indicó.

Mientras tanto, Cooks prometió involucrarse más en las reuniones de la junta escolar y asistir a todas las audiencias del caso, espera que otros padres se unan a ella.

“Tienen que ver nuestras caras”, aseveró. “Necesitan sentir nuestro dolor”.

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