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El freno a la política de deportaciones le pone presión a la Cámara de Representantes

El anuncio hecho recientemente por la Casa Blanca, de que el presidente Barack Obama le pidió al jefe de la seguridad nacional, Jeh Johnson, que retrase la publicación del informe de revisión de la política de deportaciones, provocó malestar, ira, sorpresa y hasta indignación de entre analistas y activistas que defienden los derechos de los inmigrantes en Estados Unidos.

“El presidente sabe que si suaviza las deportaciones, lastima toda oportunidad de que el congreso logre una reforma migratoria”, dijo a la analista republicana Helen Aguirre Ferré. “La ventana para que se logre está abierta hasta finales de julio”, agregó.

El escenario de la reforma migratoria ha cambiado innumerables veces ultimamente. A mediados de 2012 nadie en Washington quería comprometerse con el tema, el 20 de septiembre de ese año Obama dijo, en un foro, que la aprobaría en el primer año de su segundo mandato si resultaba reelecto; en noviembre demócratas y republicanos anunciaron que trabajarían juntos; en marzo de 2013 enviaron un plan al Senado, y en junio, con apoyo bipartidista, aprobaron una iniciativa amplia que legaliza a millones de indocumentados.

En la Cámara de Representantes el escenario es totalmente distinto. Antes de que el Senado votara a favor del proyecto S. 744, e liderazgo republicano advirtió que no discutiría ese proyecto, que debatiría un plan propio y que lo haría por partes. A la fecha, sin embargo, ni hay un plan propio ni discusión de iniciativas por pedazos.

Mientras, la Administración de Obama sigue adelante con una agresiva política de deportaciones que mina la confianza y el apoyo de la comunidad hispana. Desde que el mandatario llegó a la Casa Blanca más de 2 millones de indocumentados han sido deportados, un promedio de 1,000 diarios.

El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) asegura que la mayoría de los deportados tenía antecedentes criminales pero organizaciones, y también demócratas en el Congreso, han dicho que un alto porcentaje de expulsados desde que Obama llegó al poder, no tenían antecedentes criminales que pusieran en riesgo la seguridad nacional y calificaban para una reforma como la aprobada por el Senado.

Fueron estas preocupaciones las que inquietaron a Obama. El 15 de marzo le pidió al Secretario el DHS que revisara la política de deportaciones y recomendara medidas que humanizaran el proceso, todo ello dentro del marco legal.

A mediados de mayo, al término de una reunión con jefes de policía, Johnson dejó entrever que los cambios iban a ser anunciados esta semana, pero el martes la Casa Blanca anunció la postergación.

El cambio obedece a una advertencia que provino de los republicanos y que no es nueva. Luego de que el mandatario urgiera a los republicanos de la Cámara, la semana pasada, para que voten una reforma migratoria antes del receso de verano, los demócratas fijaron un plazo de ocho semanas para aprobar un proyecto como el del Senado. Y dijeron que, de no hacerlo, el Presidente tomará acción ejecutiva.

Los republicanos respondieron que no confiaban en que el Presidente haría cumplir la ley y que no discutirían un proyecto antes de las elecciones de noviembre, una postura que manejan desde principios de marzo cuando el presidente del Congreso (Speaker of de House), John Boehner, retiró la lista de principios de la reforma migratoria que había presentado una semana antes.

El presidente “Obama habló con (los congresistas) Ileana Ros- Lehtinen y Mario Diaz-Balart, ambos republicanos de Florida, sobre esto hace más de un mes”, explicó Aguirre. “Y les dijo que si el Congreso no actuaba, él sí iba a actuar. Hasta cierto punto, no le queda más remedio”, apuntó.

Fue en ese escenario que Obama le dio la orden a Johnson para que revisara la política de deportaciones. Pero dos meses después las cosas se complicaron y Obama retrasó el informe de Johnson para darle espacio a la reforma migratoria en la Cámara de Representantes y demostrar, si no se aprueba en ese tiempo, que la culpa la siguen teniendo los republicanos.

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