Venezuela, ¿eso queremos para México?
febrero 28, 2014 - 5:01 pm
Nuestro enviado en Caracas, Alejandro Sánchez, nos muestra la nueva táctica del gobierno de Venezuela para amedrentar a sus opositores: utilizan a policías vestidos de civil, en motocicletas, para atacar a opositores y de vez en cuando disparar y matar, como hicieron con la Miss Turismo del cantón de Carabobo.
Es similar a lo que acabamos de ver en Egipto, en la Primavera Árabe, cuando el régimen de Mubarak sacó a las calles de El Cairo y Alejandría a policías vestidos como beduinos, montados en camellos y caballos para atacar a los opositores.
A eso le llamaban, en Egipto y en Venezuela, “respuesta popular” contra los manifestantes.
Mubarak duró tres meses en el cargo desde que iniciaron las protestas. Maduro también va a caer si los venezolanos continúan con las manifestaciones, y no se dejan amedrentar por un régimen moribundo.
Nicolás Maduro, en lugar de tender puentes hacia la oposición para darle una salida al conflicto, ha emprendido la huida hacia adelante, no acepta la presencia de sus opositores y los encarcela y persigue.
A los que están en su contra no los sienta en una mesa: les prohíbe hablar. La oposición, para él, es sinónimo de fascismo. Los que están contra él están contra el pueblo.
Niega la democracia, a pesar de haber llegado al poder mediante elecciones que tuvieron un barniz democrático.
Eso nos espera en México si un sector de la izquierda llega a ganar unas elecciones presidenciales.
No nos los vamos a quitar nunca de encima. A Chávez sólo la muerte lo apartó del poder, pues cambió la Constitución para reelegirse a perpetuidad.
Maduro acomodó las cosas para una elección rápida, con muy poco tiempo para que hiciera campaña el candidato opositor. Manipularon la fecha, la hora y el lugar de la muerte de Chávez para darle ventajas al candidato-presidente.
Y el propio Maduro fue el abanderado a la presidencia sin abandonar el cargo, y teniendo bajo su férula a la institución que organizó las elecciones.
Ahora Nicolás Maduro gobierna por decreto desde el 19 de noviembre, sin un poder legislativo en funciones. Y ejerce una política de persecución implacable hacia los opositores.
Las fuerzas de seguridad del Estado allanaron la sede del Partido Voluntad Popular, y a su dirigente Leopoldo López lo tienen preso en una cárcel militar.
La propaganda chavista —dentro y fuera de Venezuela— dice que a Leopoldo López lo llevaron preso para “protegerlo de un atentado que le preparaba la ultraderecha”.
Pues lo han de querer proteger demasiado, pues le echaron encima media docena de cargos penales, entre otros el de homicidio.
¿Eso queremos para México?