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Estados Unidos desafía las expectativas, añade 528 mil puestos de trabajo y el desempleo cae

WASHINGTON - El auge de las contrataciones en Estados Unidos continuó el mes pasado, cuando empleadores agregaron unos sorprendentes 528 mil puestos de trabajo a pesar de la galopante inflación y la creciente ansiedad por una recesión.

Las contrataciones de julio fueron superiores a las 398 mil de junio. La tasa de desempleo bajó al 3.5 por ciento.

La economía de Estados Unidos se contrajo en los dos primeros trimestres de 2022, una definición informal de recesión. Pero la mayoría de los economistas creen que la solidez del mercado laboral ha evitado que la economía entre en recesión.

El mercado laboral estadounidense ha desafiado repetidamente a los escépticos este año. Los economistas esperaban solo 250 mil nuevos empleos este mes.

Hay, por supuesto, implicaciones políticas en las cifras que se publican el viernes: Es probable que el aumento de los precios y el riesgo de recesión pongan a prueba a los votantes en las elecciones intermedias de noviembre, cuando los demócratas del presidente Joe Biden intenten mantener el control del Congreso.

El telón de fondo económico es preocupante: El producto interno bruto (PIB) -la medida más amplia de la producción económica- cayó tanto en el primer como en el segundo trimestre; la caída consecutiva del PIB es una definición de recesión. Y la inflación está rugiendo a un ritmo de 40 años.

La resistencia del mercado laboral actual, especialmente la baja tasa de desempleo, es la principal razón por la que la mayoría de los economistas no creen que haya comenzado una recesión, aunque temen cada vez más que esté en camino. La historia no es del todo tranquilizadora: La tasa de desempleo era aún más baja -3.5 por ciento- cuando comenzó una recesión de 11 meses en diciembre de 1969.

La recesión no es un problema exclusivamente estadounidense.

En Reino Unido, el Banco de Inglaterra pronosticó el jueves que la quinta economía más grande del mundo entraría en recesión a finales de año.

La guerra de Rusia en Ucrania ha ensombrecido el panorama en toda Europa. El conflicto ha hecho escasear el suministro de energía y ha hecho subir los precios. Los países europeos se preparan para la posibilidad de que Moscú siga reduciendo -y quizás cortando por completo- los flujos de gas natural, usado para alimentar fábricas, generar electricidad y mantener los hogares calientes en invierno.

Si los europeos no pueden almacenar suficiente gas para los meses de frío, la industria podría tener que racionar.

La economía ha sido impredecible desde que el COVID-19 golpeó a principios de 2020.

La pandemia llevó la vida económica casi a un punto muerto, ya que las empresas cerraron y los consumidores se quedaron en casa. En marzo y abril de 2020, los empresarios estadounidenses recortaron la asombrosa cifra de 22 millones de puestos de trabajo y la economía se sumió en una profunda recesión de dos meses.

Pero la ayuda masiva del gobierno -y la decisión de la Reserva Federal de reducir drásticamente las tasas de interés e inyectar dinero en los mercados financieros- impulsaron una recuperación sorprendentemente rápida. Sorprendidos por la fuerza de la recuperación, las fábricas, los comercios, los puertos y los almacenes de carga se vieron desbordados por los pedidos y se apresuraron a reincorporar a los trabajadores que habían despedido cuando llegó el COVID.

El resultado ha sido la escasez de trabajadores y suministros, el retraso de los envíos y el aumento de los precios. En Estados Unidos, la inflación no ha dejado de aumentar desde hace más de un año. En junio, los precios al consumo aumentaron un 9.1 por ciento con respecto al año anterior, el mayor incremento desde 1981.

La Reserva Federal subestimó el resurgimiento de la inflación, pensando que los precios subían por los cuellos de botella temporales en la cadena de suministro. Desde entonces ha reconocido que la actual racha de inflación no es, como se decía, “transitoria”.

Ahora el banco central está respondiendo agresivamente. Subió su tasa de interés de referencia a corto plazo cuatro veces este año, y se prevén más aumentos de tasas.

El aumento de los costos de los préstamos está repercutiendo. El aumento de las tasas hipotecarias, por ejemplo, frenó a un acelerado mercado inmobiliario. Las ventas de viviendas ocupadas cayeron en junio por quinto mes consecutivo.

Las empresas inmobiliarias -entre ellas la empresa de préstamos loanDepot y el agente inmobiliario de internet Redfin- comenzaron a despedir trabajadores.

El mercado laboral muestra otros signos de inestabilidad.

El Departamento de Trabajo reportó el martes que los empleadores publicaron 10.7 millones de puestos de trabajo en junio, una cifra saludable pero la más baja desde septiembre.

Además, el promedio de cuatro semanas de solicitudes de subsidio de desempleo -un indicador de los despidos que suaviza las oscilaciones semanales- subió la semana pasada hasta el nivel más alto desde noviembre, aunque las cifras pudieron haber sido exageradas por factores estacionales.

El reporte sobre el empleo del viernes llega en un momento crítico para el presidente Biden, que ha sostenido que la economía se está ralentizando y no se dirige a una recesión. La inflación ha condicionado el apoyo público a Biden, pero la administración ha subrayado que la tasa de desempleo del 3.6 por ciento y las sólidas ganancias de empleo son signos de una economía saludable.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dijo que la administración espera que el ritmo de contratación se reduzca aún más en los próximos meses porque la tasa de desempleo ya está cerca de mínimos históricos y hay menos trabajadores potenciales disponibles.

Un menor ritmo de contratación y unos niveles reducidos de crecimiento salarial también podrían sugerir que las presiones inflacionistas se están relajando, pero tiene a la Casa Blanca intentando convencer al público estadounidense de que un menor crecimiento es positivo en un momento en el que los legisladores republicanos están diciendo que ya ha comenzado una recesión; citan la caída del PIB durante la primera mitad del año.

“Esperamos que esté más cerca de los 150 mil empleos mensuales”, dijo Jean-Pierre en la sesión informativa del jueves. “Este tipo de crecimiento del empleo es coherente con el menor nivel de cifras de desempleo que hemos estado viendo”.

El economista House, de Wells Fargo, espera que los empresarios sigan añadiendo puestos de trabajo durante unos meses. Pero el aumento de las tasas de interés, dijo, ahogará gradualmente el crecimiento económico.

En realidad, esperamos que la contratación disminuya en el primer trimestre, o quizá en el segundo, del año próximo”, dijo. A medida que la política monetaria siga endureciéndose, esto tendrá un efecto en las condiciones generales de las empresas y, por tanto, en la demanda de trabajadores”.

“Nuestra expectativa es que la economía de Estados Unidos entre en recesión, probablemente a principios de año”.

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