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El huracán del Acuerdo Transpacífico

Cuando el presidente Barack Obama y el primer ministro japonés, Shinzo Abe, se reunieron la semana pasada en Washington para negociar la creación de un megabloque comercial de la Cuenca del Pacífico, la mayoría de los países latinoamericanos no le prestaron ninguna atención a la noticia. Sin embargo, deberían estar siguiendo esto muy de cerca, porque podría ser un huracán comercial que sacudirá a todas las economías de la región.

El planeado Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) comenzaría con 12 países, incluyendo algunas de las mayores economías del mundo, y trataría de contrabalancear el creciente poderío económico de China. Si se materializa, será el acuerdo comercial, regulatorio y de inversiones más grande del mundo.

Además de los Estados Unidos y Japón, las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico incluyen a Taiwán, Singapur, Australia, Canadá, México, Perú y Chile. El acuerdo podría ayudar a algunos países de América Latina, en particular a México, pero podría dejar a Brasil, Argentina y Venezuela aún más aislados de la economía global.

La reunión entre Obama y Abe en la Casa Blanca fue descrita por funcionarios estadounidenses como fundamental para desbloquear las disputas entre los dos países sobre automóviles y cuestiones agrícolas que habían estancado las negociaciones para el TPP, iniciadas hace tres años. Japón, la tercera economía más grande del mundo, es una pieza clave del acuerdo.

Una declaración conjunta al final de la reunión señaló que los dos presidentes hicieron “progresos significativos” en las negociaciones. Obama está tratando de obtener la autorización del Congreso de Estados Unidos para firmar el acuerdo de comercio por la “vía rápida”, sin enmiendas legislativas posteriores.

Los economistas tienden a coincidir en que en América Latina, México estaría entre los más beneficiados por este acuerdo. México está muy integrado a la economía de Estados Unidos, y las fábricas mexicanas que producen piezas automotrices y otros componentes para multinacionales estadounidenses se beneficiarían de mayores exportaciones de Estados Unidos a Asia.

Pero Chile y Perú, los otros dos países latinoamericanos que participan en las negociaciones, no se verían tan beneficiados. Chile ya tiene acuerdos comerciales con todos los países miembros del propuesto Acuerdo Transpacífico, y se enfrentaría a la nueva competencia de Vietnam y otros países asiáticos para sus exportaciones de alimentos y verduras al mercado estadounidense.

Pero los mayores perdedores serían Brasil, Argentina, Venezuela, y otros países que han vivido principalmente de sus exportaciones de materias primas, y que necesitan diversificar sus exportaciones y abrir nuevos mercados para crecer a largo plazo. Si no se integran a alguno de los grandes megabloques comerciales que se están gestionando en Europa y Asia, se quedarán fuera de juego.

“Los países de América Latina que queden fuera de estos megabloques comerciales tendrán más dificultades para acceder a los mercados más grandes del mundo”, dice Osvaldo Rosales, jefe del Departamento de Comercio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas. “Van a tener desventajas arancelarias y regulatorias”.

Los países de América Central, que ya tienen acuerdos de libre comercio con Estados Unidos, están preocupados de que el proyectado Acuerdo Transpacífico los ponga en desventaja con Vietnam, que podría exportar productos textiles, café, plátanos y piñas a precios más baratos al mercado estadounidense.

El presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, me dijo en una entrevista que los presidentes centroamericanos ya han estado hablando entre sí acerca de la necesidad de obtener más información sobre el Acuerdo Transpacífico. Las negociaciones se están llevando a cabo con un “rígido secretismo”, se quejó.

“Hay que prepararse, porque somos países pequeños, con economías débiles, con poblaciones escasas, y frente a estos grandes procesos de cambio internacional, tenemos que estar permanentemente dispuestos a asumir esos retos con mucha rapidez”, me dijo Solís.

Mi opinión: estoy de acuerdo. Los países latinoamericanos, que juntos representan apenas el 8 por ciento del comercio mundial, corren el riesgo de convertirse en una porción aún menor del pastel del comercio mundial si no se integran a uno o más de los bloques mayores.

Muy pronto, el mundo podría estar dividido en tres megabloques comerciales: el Acuerdo Transpacífico, el acuerdo transatlántico entre Estados Unidos y la Unión Europea (conocido como la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversiones), y el acuerdo transasiático entre China, India y Japón para crear una Asociación Económica Regional Integral en Asia.

Algunos países de América Latina, como México, Chile y Perú, ya están participando en el Acuerdo Transpacífico. En cuanto a Brasil, Argentina, Venezuela y otros, podrían terminar aún más aislados de los mercados más grandes del mundo si se siguen quedando dormidos.

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