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El Sínodo de la familia mostró divisiones, pero también pasos adelante

El Sínodo de la familia que este domingo clausuró con una misa el papa Francisco mostró divisiones entre los obispos, pero por primera vez, y como había deseado el pontífice, hubo total libertad y sobre todo coincidieron en que la Iglesia tiene las “puertas abiertas” a todos sin distinciones. Aunque resuenan los ecos de las divisiones respecto a homosexuales y divorciados, la realidad es que el documento final del Sínodo recibió el 90% de los plácet en su conjunto e inauguró un camino de reflexión hacia el próximo Sínodo del año que viene, pero sin cerrar puertas, informa la agencia Efe.

Además, nunca se había gritado con tanta fuerza y al unísono uno de los mensajes que repite siempre el papa Francisco en sus discursos, el de que “la Iglesia católica debe tener siempre la puerta abierta, recibiendo a todos sin excluir a nadie”, como se lee en el mensaje de clausura aprobado por la mayoría de los 191 obispos con derecho a voto y con sólo 16 votos en contra o abstenciones.

La invitación del papa Francisco a los participantes de ese Sínodo, calificado casi de “mini Concilio”, a expresarse con total libertad ha producido en estos días duros y enérgicos debates, pero para el pontífice esto es sólo un aspecto positivo.

Las ‘revoluciones’ de Francisco

Francisco en su discurso de clausura del sábado se mostró muy satisfecho por el debate y las “animadas discusiones”, y aseguró que se habría quedado “muy preocupado y triste” si todos hubieran estado de acuerdo o hubiese reinado una falsa y tranquila paz.

Otra pequeña revolución del papa fue la de querer que se publicase inmediatamente el documento final y sobre todo los resultados de las votaciones de cada punto del texto.

De esta manera, en una operación de transparencia total que nunca se había realizado en el Vaticano, se observó cómo tres de los puntos del documento no obtuvieron los dos tercios que se requerían, pero sí una amplia mayoría.

Entre ellos, el punto 52, en el que se proponía estudiar un camino penitencial para que los divorciados que se han vuelto a casar pudiesen recibir los sacramentos, fue el que más votaciones en contra tuvo, pero finalmente fue aprobado por 104 votos a favor y 74 en contra.

Lo mismo ocurrió con el punto 53 (112 a favor y 63 en contra) que instaba a continuar estudiando la posibilidad de que los divorciados que han vuelto a casarse puedan recibir “la comunión espiritual” o “por qué no pueden recibir la comunión sacramental”.

La mayoría también aprobó, aunque hubo 62 votos en contra, que “los hombres y las mujeres con tendencias homosexuales deben ser acogidos con respeto y delicadeza” y que se “evitará cualquier marca de discriminación”.

La división se hace patente

Para algunos tras este Sínodo se observa que la división en la Iglesia es patente y el sector conservador “ha resistido” en los temas sobre gais y divorciados.

Pero para otros, como escribe el domingo el experto Andrea Tornielli en La Stampa, es la primera vez que en un texto sinodal se muestra la gran apertura hacia los divorciados que se han vuelto a casar o la belleza y valores que hay en las parejas casadas por lo civil.

Otro aspecto positivo, conseguido por la invitación a confrontarse del papa Bergoglio, es que temas desde siempre al margen del mundo católico “han entrado en la agenda de la Iglesia católica”, según La Stampa.

La Repubblica, aunque habla de “ruptura” entre los obispos, abre su artículo sobre el Sínodo expresando que “La Iglesia cambia”, aunque queden aún algunos reticentes.

Con su decisión de publicar todos los puntos del documento final, también los menos compartidos, el papa Bergoglio ha jugado su carta para emplazar a los obispos a un diálogo constructivo, también sobre estos argumentos, durante el próximo año que queda hasta la celebración del siguiente Sínodo igualmente dedicado a la familia.

El papa, que durante estas dos semanas ha guardado silencio, escuchando serio y hermético todas las intervenciones y asistiendo a algunas de las disputas, tomó la palabra ayer por sorpresa para concluir la asamblea y dio las bases para las próximas discusiones.

Les invitó a no caer en la tentación del “agarrotaminento hostil” o convertir “la piedra en pan y el pan en piedra”.

El domingo, detalla Efe en otro parte informativo, Francisco dio gracias a Dios “por el don de este Sínodo y por el espíritu constructivo con que todos han colaborado”.

Y pidió que “el Espíritu Santo, que en estos días intensos nos ha concedido trabajar generosamente con verdadera libertad y humilde creatividad, acompañe ahora, en las Iglesias de toda la Tierra, el camino de preparación del Sínodo Ordinario de los Obispos del próximo mes de octubre de 2015”.

“Hemos sembrado y seguiremos sembrando con paciencia y perseverancia, con la certeza de que es el Señor quien da el crecimiento”, concluyó.

Benedicto XVI se negó a maniobrar contra Francisco

Por su parte, el papa emérito Benedicto XVI rechazó con firmeza las presiones de los cardenales conservadores que le pidieron maniobrar contra la política de apertura del papa Francisco en el sínodo sobre la familia, reveló este domingo el diario La Repubblica.

Desde su dimisión en febrero de 2013, Joseph Ratzinger reside en un antiguo monasterio en el Vaticano, donde recibe a sus allegados y vive dedicado a la oración, la lectura y la escritura, destacó a su vez la Agencia France Press.

Según fuentes citadas por el diario italiano, el papa emérito respondió a los cardenales que fueron a verlo en secreto para protestar contra la política de Francisco: “yo no soy el papa, no se dirijan a mí”.

Y amistosamente le envió un mensaje al pontífice argentino para ofrecerle su ayuda teológica, en la que es un referente.

“Cuando habla Benedicto XVI, siempre es para apoyar a Francisco”, destacaron estos “atentos observadores” citados por La Repubblica.

Y es que el alemán, conservador en lo doctrinal, se niega a que lo utilicen contra su sucesor.

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