El costo de la belleza-Parte I

Ir al salón de belleza es una rutina semanal a la cual toda dominicana se acostumbra desde muy temprana edad. Si escarbo en mi memoria no recuerdo un tiempo en el cual el concepto de ir al salón no estuviera presente. Ya fuera porque mi mami, abuela o tía iba o venía del salón o porque me mandaban. Mi primer desrizado tuvo lugar en 1977, cuando tenía siete años de edad.