Feminicidios en nivel de emergencia. La peor inseguridad en décadas. Se juntan la crisis económica interna con la tormenta que viene de fuera. Ya entró al país el mal del siglo, llamado coronavirus…
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Hay un creciente consenso entre los economistas internacionales de que Venezuela será el país latinoamericano más afectado por la combinación de la pandemia de coronavirus y el colapso de los precios mundiales del petróleo. Es probable que millones más de venezolanos emigren a otros países, agravando lo que ya es una de las mayores crisis de refugiados del mundo.
Las escuelas privadas emplean personal en ruta alterna al magisterio o sin el título de una facultad de educación. Curiosamente, es un dato que algunos grupos han empleado para demonizar la educación ofrecida por estas escuelas, culpándolas de ser negligentes.
Con el miedo que ha causado el coronavirus, muchos están en limbo sobre sus futuros planes para vacaciones. Los que no han comprado vuelos de avión o reservado hoteles, están sin saber si deben hacerlo, o posponer sus planes de viaje. Los que ya han comprado vuelos y reservado hoteles, no saben si deben viajar o permanecer en casa.
Entrar a la iglesia de San Jorge, a la salida de Mádaba (Jordania) rumbo al monte Nebo, lo hace a uno sentir que ya pisa, quizá, la zona más importante de la historia de la humanidad. Ahí está el mapa más antiguo de Tierra Santa, hecho en mosaico 550 años después de Cristo.
Mientras veía el último debate demócrata antes de las primarias del “Súper Martes”, no pude evitar preguntarme por qué la tragedia humanitaria de Venezuela ni siquiera apareció en la discusión. Los precandidatos presidenciales hablaron sobre Israel, Siria, Corea del Norte e incluso sobre la educación en Cuba, pero ni siquiera mencionaron una de las mayores crisis del mundo, que está ocurriendo en su propio vecindario.
En el agitado clima que vivimos en medio de las elecciones primarias, es refrescante observar desde lejos la ola de emociones que la temporada despierta y constatar la ridiculez de toda la disfuncionalidad del sistema.
En plena crisis de la influenza A H1N1 –6 de mayo de 2009, en Tamulté de las Sabanas–, un desafiante López Obrador se brincó los lineamientos sanitarios del IFE y celebró un mitin de campaña con los candidatos a diputados del PRD en Tabasco, donde gritó: “¡qué influenza ni qué ocho cuartos!”
Las declaraciones del aspirante presidencial demócrata Bernie Sanders sobre Cuba e Israel son tan ofensivas para muchos demócratas moderados que prácticamente garantizarían una victoria del presidente Donald Trump en el crucial estado de la Florida, si Sanders se llega a ganar la nominación a presidente de su partido.
En Estados Unidos existe un estigma con las carreras vocacionales. Una encuesta publicada en noviembre revela el mal entendimiento y la percepción negativa que existe en torno a las escuelas vocacionales.
En momentos en que el gobierno hace agua porque no acierta a dar respuestas coherentes ante la avalancha de inseguridad y particularmente los dolorosos feminicidios, viene la urgencia de buscar distractores.
Ahora que las primarias demócratas están llegando a los estados con grandes poblaciones de votantes latinos, permítanme enumerar cinco razones por las que el candidato del partido que está liderando las encuestas, el senador Bernie Sanders, podría ser malo para los hispanos.
El mes pasado, en un foro repleto de personas en Las Vegas, hablé con trabajadores de la Unión Culinaria (Local 226) sobre una serie de cuestiones importantes para las familias trabajadoras aquí en Nevada, incluyendo mi plan para que la atención médica sea un derecho para todos los estadounidenses.
Los estadounidenses tienen una opción simple este mes de noviembre: Más crecimiento económico o un gobierno más grande e ineficaz. En mis viajes alrededor de nuestro país, mis amigos, en nuestras comunidades latinas me cuentan cómo perciben que la economía está en auge y ayudando a sus negocios y familias. Esto, es gracias a las políticas del presidente Trump que favorecen el crecimiento, los empleos, la familia y a los Estados Unidos. A los estadounidenses les va mejor hoy que hace cuatro años.
Entra un nuevo jugador a la arena de las políticas públicas dirigidas a la educación escolar (K-12). Se trata de los padres, quienes hasta la fecha han estado en la mesa de negociaciones más como parte del menú que como agentes de cambio con voz y opinión propias.