Las tres últimas palabras de George Floyd antes de morir estrangulado por un policía en Minnesota serán icónicas para toda una generación, marcada por el COVID-19 y la angustia económica. Más o menos así lo describió hace unos días Vanessa Rubio, en una reflexión llena de dolorosa exactitud.
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El gran argumento del Presidente es que, comparado con otros países, no hay tantos muertos.
No me malinterpreten, la pandemia de COVID-19 es la peor crisis mundial en muchas décadas, y las cosas pueden ponerse aún peor. Pero, contrariamente a lo que muchos creen, es probable que esta crisis sea mucho menos devastadora, en vidas humanas y destrucción económica que otras grandes pandemias del pasado.
Trump, López Obrador y Jair Bolsonaro se llaman las tres grandes desgracias de América en tiempos de coronavirus, porque gobiernan tal como son, populistas que desprecian la ciencia y el conocimiento.
Ante los estragos causados por la pandemia de COVID-19 en los destinos turísticos de Florida, el Caribe, México y América del Sur, es hora de empezar a pensar en crear “burbujas de viajes” entre los países de la región. Eso es lo que acaban de hacer Australia y Nueva Zelanda, y debería hacerse en todas partes.
Durante la pandemia he recibido invitaciones para hablar sobre cómo la cuarentena podría afectar a las parejas. El enemigo silencioso está generando divorcios y violencia en familias y parejas. Casi todos se preguntan: ¿afectará este demonio, convertido en un virus diminuto, la vida sexual de los humanos del planeta?
La declaración del presidente Donald Trump de que podría imponer una prohibición de viajes a América Latina para evitar que los turistas latinoamericanos “infecten” a los estadounidenses con el COVID-19 es una monumental muestra de hipocresía política.
Por la situación actual, debido a la pandemia ocasionada por el coronavirus (COVID-19) muchos que sufren accidentes tienen preguntas o preocupación sobre qué deben hacer.
El regreso a la “nueva normalidad” que plantea el gobierno nos indica que debemos encomendarnos a Charles Darwin: que sobrevivan los más fuertes.
Decir que el Presidente vive en una realidad alternativa puede resultar gracioso para quien lo escribe o quien lo lee, pero es una desgracia atroz, porque el negacionismo en que se ha instalado nos está llevando a una catástrofe nacional.