Pese a que se revocó su licencia comercial, el Can Can Room ha organizado “fiestas privadas” y se ha mantenido abierto, informaron el martes los abogados de su arrendador en la corte.
El abogado general del Grupo Siegel, Sean Thueson, le dijo al juez de distrito, Mark Denton, que las puertas del club de striptease de Las Vegas siguen abiertas, la caja registradora está prendida, su sitio web está activo y “grandes carteles intermitentes” afuera todavía anuncian el club.
También indicó que el dueño del club, Sam Aldabbagh, a quien el propietario acusó en una demanda el mes pasado de administrar un burdel ilegal allí, está en la propiedad “todos los días” y que algunas bailarinas también llegan a diario.
Thueson alegó que Aldabbagh había estado celebrando “fiestas privadas” en el club, ubicado justo al oeste del Strip, detrás del complejo en construcción Resorts World Las Vegas.
“No hay razón para que estén allí si se supone que no pueden operar un negocio, pero lo están haciendo”, afirmó.
La abogada de Aldabbagh, Tara Popova, respondió que el equipo legal del arrendador estaba haciendo “acusaciones sin fundamento y sin ninguna evidencia” y que era la primera vez que su equipo escuchaba sobre presuntas fiestas privadas en el club.
También mencionó que su cliente tiene una oficina en la propiedad que se le permite usar “para sus propias necesidades personales” y que su presencia en el sitio no es evidencia de que el club esté abierto para los negocios.
Thueson respondió, en parte, que la oficina de Aldabbagh tiene una cama y paredes espejadas y que algunas de las supuestas “actividades ilegales” han tomado lugar allí.
“Llamarlo una oficina no es realmente exacto”, expresó.
El martes, Denton emitió una orden de restricción temporal, solicitada por el arrendador, que instruyó a Aldabbagh a no operar o publicitar el Can Can Room, tener empleados en la propiedad o realizar negocios allí.
También programó una audiencia en la corte para el 12 de noviembre.
Popova declinó hacer comentarios después de la audiencia del martes.
El Grupo Siegel, que adquirió el edificio comercial que alberga el Can Can Room en mayo, demandó a Aldabbagh a través del holding de la propiedad el 5 de septiembre. Alegó que operaba un “negocio ilegal” allí en violación de la ley estatal y su contrato de arrendamiento, y se negó a desocupar la propiedad.
Según la demanda, las bailarinas tuvieron que participar en actos sexuales con Aldabbagh y sus clientes; Aldabbagh empleó a una “Madam” que seleccionaba a las mujeres para entrevistas y recaudaba el dinero de los clientes para actos sexuales; el club contaba con salas VIP con camas donde las empleadas realizaban actos sexuales “a cambio de una compensación”.
El equipo legal de Aldabbagh dictó en documentos de la corte a principios de este mes que “operó legalmente el lugar de fama mundial” ubicado en 3155 Sammy Davis Jr. Drive durante más de 40 años y que su propietario lanzó una “campaña de acoso” contra él y el club.
Después de adquirir el edificio, el fundador del Grupo Siegel, Steve Siegel, le reportó al Review-Journal que quiere convertirlo en un centro de restaurantes, ya que trabajadores de casinos, taxistas y otros, regularmente transitan por Sammy Davis Jr. Drive, pero la calle escasea de lugares para comer.
Según los abogados de Aldabbagh, el propietario quiere expulsar el Can Can Room “fuera del edificio a toda costa”. El nuevo propietario ha “pedido a la gente que mienta por él” y “amenazó” a aquellos que se negaran a aceptar su “injustificado ataque” al club, concluyeron los abogados en documentos judiciales.
Un oficial de audiencias revocó la licencia comercial del Can Can Room el 25 de septiembre, según el vocero del Condado de Clark, Dan Kulin.
Aldabbagh apeló la decisión, buscando una revisión judicial, según muestran los registros judiciales.