50°F
weather icon Cloudy

Un organillero de la Ciudad de México

El señor Luis Román Dichin, quien también es el secretario general de la Unión de Organilleros de México, estuvo de visita en Las Vegas.

El organillero o cilindrero, es un personaje -muy mexicano- que se caracteriza por tocar el “organillo”, usualmente está vestido de color café y se encuentra parado en las principales calles de la capital mexicana.

Luis Román inició en esta profesión hace 28 años por necesidad económica, pero con el paso del tiempo, se empezó a enamorar de la profesión y ahora él -y las nuevas generaciones de su familia- continúan con la tradición en México.

Luis fue traído exclusivamente por la gerencia de El Mercado, dentro de The Boulevard, para el festejo del Mes de la Herencia Hispana. Llegó a esta ciudad y durante su estancia estuvo tocando todos los días de 12:00 p.m. a 3:00 p.m., dentro del centro comercial.

El Tiempo pudo platicar con Luis el domingo 26 de septiembre de 2021, mientras tocaba su caja musical (u organillo), en la esquina de la calle Ciudad Juárez, dentro de El Mercado.

Vestía el típico traje café con gorra del mismo color y traía consigo su caja de música, a la que le da vuelta a la manecilla para que salgan temas de melodías populares mexicanas.

“Somos la cuarta generación de este oficio, y seguiré haciéndolo por muchos años más para continuar la tradición. Ahora también mis dos hijos tocan el organillo y lo combinan con otras actividades”, comentó.

Los organilleros de México son personajes urbanos que mantienen viva la tradición de tocar música de estas cajas musicales llamadas organillos y son catalogados como Patrimonio Cultural de la Ciudad de México. Ya que este oficio es parte de la cultura popular azteca que apela a la memoria a través de la música.

“Los organilleros llegaron a México desde Europa, a principios del siglo XIX (durante el porfiriato) y poco a poco la música europea, que se encontraba dentro de la caja musical fue cambiando y se le incorporó música mexicana”, explicó.

De hecho, Javier Solís dedicó una de sus composiciones a este noble oficio y lo inmortalizó con profundo sentimiento: “Amigo organillero, arranca con tus notas pedazos de mi alma; no importa que el recuerdo destroce mis entrañas, tu sigue, toca y toca.”

Luis carga su organillo en la espalda y recorre calles de la Ciudad de México todos los días, para tocar y recibir las propinas con las que se sostiene en el plano económico.

“Desafortunadamente si lo transportamos en algún carrito, el sonido del organillo pudiera alterarse o cambiar, es por eso que preferimos transportarlos en la espalda”, agregó.

El organillero de la Ciudad de México terminó su temporada en Las Vegas por las “Fiestas Patrias” dentro de El Mercado, en The Boulevard. Pero está muy contento de que pudo venir a compartir la tradicional profesión de los organilleros de México. Espera volver pronto a esta ciudad.

Lo más leído
LO ÚLTIMO
Más historias para ti