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“Saber agradecer, mayor cualidad del ser humano”: Jorge Ortiz de Pinedo

Ser agradecido y demostrarlo es la mayor cualidad del ser humano, considera Jorge Ortiz de Pinedo, quien toda su vida ha tratado de ayudar, porque a él, muchas personas lo ayudaron a lo largo de su vida dentro y fuera de los escenarios.

“Cuando comencé a ser figura, a ser conocido por el público, y a paladear las mieles del triunfo, porque llenaba los teatros, la gente veía mis películas y sintonizan mis programas de televisión me di cuenta y reflexioné que alguien me ayudó en la vida”, dijo.

El escritor, productor, y actor mencionó entre sus “Ángeles de la guarda” a José Solé, Rafael Banquells, Chucho Valero, “El Papi” Cortés, Emilio Brillas, Salvador Varela, Alfredo Varela “Varelita”, Luis Jimeno, y desde luego, a sus inolvidables padres.

“A ellos no los puedo olvidar y les vivo agradecido”, dijo, al nombrar a una pléyade de artistas y primeros actores, comenzando orgullosamente por sus padres, el cubano Óscar Ortiz de Pinedo y la mexicana Lupita Pallás, quienes brillaron en el firmamento artístico.

Tanta gente que lo quiso y lo ayudó despertó su espíritu de agradecimiento. “A muchos sí alcancé a darles un beso y a decirles gracias, pero lamentablemente, a muchos otros no, por eso decidí ayudar a quien pudiera, y eso he hecho en los últimos años”, agregó.

Con el paso del tiempo quiso voltear a dar las gracias a las personas que le tendieron la mano, productores y directores que creyeron en él, escritores que le dieron su talento, y actores que lo aconsejaron, pero descubrió que muchos de ellos ya habían fallecido.

“En ese momento juré ayudar sin ningún interés a quienes vinieran detrás de mí, y fue cuando inventé ‘Los Comediantes’, presentando más de 300 cómicos en la televisión; más del 90 por ciento de quienes hoy están en boga salieron de ese programa televisivo”.

Agradecido porque después de 60 años de estar trabajando y de 70 de vivir en la Ciudad de México y haberse criado en la calle República de Honduras, muy cerca de Garibaldi, recordó que de niño asistía con su abuelo materno, Don Salvador Pallás a la Cámara de Diputados.

“Asistíamos a escuchar las sesiones parlamentarias, y los días 16 de septiembre, afuera se reunían los cadetes del H. Colegio Militar para tomar parte en el Desfile Militar, y para el niño que era yo, era impresionante ver ese espectáculo”, recordó contento el entrevistado.

Respecto a su salud, Ortiz de Pinedo dijo a pesar de padecer Epoc (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), hipertensión y diabetes, “mis tres enfermedades adoptadas para toda la vida”, y de requerir oxígeno adicional eventualmente, se siente bien y no se descuida.

“Quiero seguir trabajando, seguir divirtiendo a la gente y disfrutando a mi familia, a mis hijos, nietos y amigos; me gusta estar en este planeta fantástico y concretamente en este país maravilloso que es México, tierra de arte y cultura, tradición y mucha gente buena”.

A los quejumbrosos por tener una simple gripa, les dice que en la vida cada quien escoge qué quiere hacer. “Si queremos quejarnos podemos ser un quejumbroso todo el tiempo, pero si optamos por ser felices, podemos serlo. Como sea no hay que quejarse tanto ni de todo”.

Si vemos la cantidad de hambre que hay en el mundo, debemos agradecer la comida que vemos en nuestra mesa; ante la cantidad de gente que no tiene dónde vivir, dar gracias por el techo que tenemos; frente al desempleo, bendecir el trabajo que tenemos, aconsejó más adelante.

“Si somos alegres nos va mejor en la vida, aunque para eso se requiere un aliciente. Mi principal batería es mi familia. Mis hijos me motivan, mi esposa me entusiasma y mis nietos son grandiosos. Por si fuera poco, el público me llena de orgullo”.

Apuntó que cuando hace reír al público con una comedia o llorar en un drama, y cuando tiene trabajo, lo planea, escribe, filma, y presenta a la gente, es feliz. “Y cuando se logra, se hace la magia del cine, del teatro o de la televisión, y esa magia es alegría pura”, concluyó.

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