La vida en un alambre
diciembre 11, 2015 - 1:30 pm
“Gran parte de mi familia se dedicó al circo”, comenzó la charla con El Tiempo Irma Martínez, originaria de la ciudad de México y trapecista de profesión.
“Mi hermano falleció haciendo un acto en los trapecios, antes no había redes o ganchos a los que asegurarte, al hacer un triple mortal en un cambio de trapecio, una línea se rompió y cayó al cemento, la función continuó”.
Por su parte el esposo de Irma, José Martínez, nacido en Guayaquil, Ecuador, manifestó que,
“Heredé el oficio de carpintero a eso se dedicó mi papá. Siempre practique la gimnasia y decidí hacerme profesional al integrarse a un circo. Comía mucho pescado para mantener la condición física, el cambio de gimnasta a cirquero fue natural, eran los mismos tipo de destrezas”.
En el año de 1964 ambos coincidieron en Nicaragua durante una presentación del circo.
José asistió como parte del público y conoció a Irma, quien participó en el desfile de bienvenida a la gente, y así comenzó su historia hasta llegar al matrimonio. Después se presentaron como pareja en peligrosos actos en el alambre de equilibrio, primero como Les Martinos y al llegar a Estados Unidos como The Stardust.
En 1966 consiguieron una visa de trabajo y contrato en el circo Mills Brothers en el estado de Ohio.
“Compramos una camioneta en donde transportábamos todo nuestro equipo, los soportes, los alambres, los trajes, con un par de cobijas cubríamos nuestras cosas y dormíamos arriba de todo eso, para eso eran las cobijas, así fuimos viajando por toda América”, recordó Irma.
Al circo donde llegaron a trabajar cerró al siguiente año, pero eso no les impidió continuar en el espectáculo.
“Comenzamos a trabajar de forma independiente con un promotor que nos conseguía presentar nuestro show en diferentes circos o funciones privadas, participamos en el circo Atayde en la Arena México del DF y con los Fuentes Gasca, infinidad más”, reveló José Martínez.
“A manos libres (sin el balancín o vara de equilibrio) recorría el alambre a 50 pies de altura, teníamos un número donde poníamos una silla y cargaba a Irma equilibrándome sobre el mueble. Era muy peligroso y lo quite del repertorio, también andaba en bicicleta o en motocicleta en el alambre mientras Irma iba por debajo en un trapecio especial”, señaló.
“Tienes que confiar en la persona con la que estás haciendo el acto. Ahora que vemos las fotos o los videos nos impresionamos de las cosas que hacíamos, lo disfrutábamos tanto y era tan natural la confianza de uno en el otro. Nunca pensamos en la seguridad, era normal hacer los actos completamente sueltos”, añadió Irma.
José tuvo un incidente durante un acto en el circo que lo mantuvo en coma por tres días.
“Me caí y de inmediato trate de levantarme, para repetir el acto, pero Irma no me dejó y hasta ahí supe de mí”.
Fue trasladado en ambulancia a un hospital para ser atendido.
“Cuando desperté a los 3 días, tenía las manos muy hinchadas, fue como amortigüe el golpe y salvé mi vida según el doctor”, relató José.
Uno de los mayores logros de José como equilibrista fue cruzar las torres Marina en la ciudad de Chicago.
“Me llamó mi representante preguntarme si me animaba, tenía que firmar muchos papeles para deslindar responsabilidades, ya que cruzaría de torre a torre, ida y vuelta sólo con el balancí a la mitad de altura de los pisos (65 en total, 587 pies)”.
“Cuando estás ahí, no puedes ver hacia abajo, porque eso te desconcentra, te concentras en el final del alambre. En Chicago hay bolsas de aire y tienes que ir contra el viento porque puede también tirarte, fueron 4 minutos, se me hicieron eternos, solo quería llegar al final. Ya que pise tierra, el regreso fue mucho más fácil, si volviera a nacer sería cirquero de nuevo”, concluyó el trapecista.
Luego de 10 años se retiraron en 1976 al tener ya 3 hijos, buscaron establecerse en Las Vegas para que los pequeños pudieran estudiar y no seguir en viajes. El primer trabajo de José fuera de ese ambiente fue de asistente de mesero e Irma daba cambio para las máquinas tragamonedas. Luego de un tiempo pudieron regresar a los espectáculos, pero esta ocasión tras bambalinas.