“La Pura Sabrosura” en Las Vegas
noviembre 7, 2019 - 3:15 pm
“Ya cumplimos 27 años, familia, esta canción es para todos ustedes, que nos hicieron el grandísimo favor de venir esta noche al Fantasma The Awakening”, gritó Tony Hernández, al dar paso a una hipotética grabación de una radiodifusora de Monterrey, ciudad que los vio nacer como agrupación en 1992.
El Gran Silencio se presentó el sábado 2 de noviembre de 2019, durante las actividades del primer festival Fantasma The Awakening en el centro de convenciones del hotel &casino Río.
“Toda mi gente latina que vive de este lado, pero que tiene conexiones culturales con los del otro lado, con su familia en México. Dedicamos esta canción a todas nuestras calaveritas, a todos nuestros familiares y amigos que ya se nos adelantaron, a quienes vamos a alcanzar algún día, a José José y Celso Piña les dedicamos esta canción”, manifestó antes de interpretar Dormir soñando, una rola compuesta por Marco Antonio Hernández González. El Gran Silencio es una banda proveniente de los barrios de Monterrey, específicamente de la colonia Modelo y fue fundada por los hermanos Tony y Cano Hernández. Originalmente se llamaban La zona del silencio, pero decidieron cambiarse al encontrar otra banda con el mismo nombre. Además, los dos –entonces- jóvenes eran influenciados por Rodrigo González, un trovador tamaulipeco que falleció durante el sismo de septiembre de 1985 en la Ciudad de México. “El Profeta del Nopal”, dejó un legado cultural súper importante con sus “Urbanistorias”.
En Las Vegas, los artistas rindieron un homenaje a los dos iconos de la música que recién avanzaron al “más allá”, que se adelantaron en el tortuoso camino de la muerte. Lo hicieron porque desde sus inicios obedecen a un estilo de música irreverente, con su “chúntaro radio poder” han dignificado a un segmento marginal de la suciedad, perdón sociedad mexicana que desprecia a los nacos, a los jóvenes de barrio, marginales que gustan del hip hop, ahora les dicen “chairos”. El chúntaro style del Gran Silencio se apoderó del centro de convenciones del Rio y permitió que decenas bailaran como gavilán, algunos ataviados como ositos panda, calaveritas, hadas madrina y demás. Fue una fiesta para el pueblo, para los nacos, porque los nacos, somos cultura.
Y es que, como una de las pocas bandas alternativas mexicanas con raíces de barrio reales, El Gran Silencio trabaja para cambiar la percepción de la clase más elitista de México hacia esa cultura. La vida en los barrios es un tema común en la música. Tony Hernández suele hablar de manera nostálgica acerca de la vida en su ciudad natal Monterrey, la carne asada con la familia, en la calle escuchando The Beatles o La Tropa Colombiana al fondo, sin embargo sus letras tienden más a lo bohemio que a lo materialista.
¡El rock es cultura!