Las buenas noticias: La ubicación original de Lindo Michoacán Gourmet Mexican Cuisine en 2655 E. Desert Inn Road volverá a abrir el 15 de julio después de casi un año de reparaciones.
La mala noticia: Los problemas de personal que siguen afectando a la industria significan que las otras dos sucursales de la empresa estarán al límite y retrasaron la apertura del nuevo restaurante italiano del propietario Javier Barajas hasta el 1º de septiembre.
Al mismo tiempo, el propietario de otra pequeña cadena ha anunciado cierres y otras medidas debido a la escasez de personal.
“Hemos escuchado de muchos de nuestros operadores que están batallando para llenar las vacantes existentes o ampliar la capacidad o sus horas de operación, que se han mantenido limitadas”, dijo el miércoles Alexandria Dazlich, directora de asuntos gubernamentales de la Nevada Restaurant Association.
Algunos operadores, como el vicepresidente de Hofbrauhaus, han dicho que han visto cierto alivio a través de los recientes esfuerzos de contratación, pero Dazlich dijo que es difícil decir si la situación está mejorando.
“El problema es que creemos que el reto no está causado por una sola cuestión, sino por varias”, dijo, entre ellas los suplementos federales a la compensación por desempleo, las preocupaciones por la salud y la seguridad, la necesidad de cuidar a los niños y otros seres queridos y la competencia de otras industrias.
Barajas echa la culpa a los complementos federales, que es parte de la razón por la que está retrasando la apertura de Il Toro e la Capra hasta septiembre, cuando está previsto que finalicen.
El sector en su conjunto ha estado asediado por factores relacionados con la pandemia, pero Barajas tuvo un reto adicional.
En noviembre, descubrió un socavón debajo de su restaurante original, que abrió el 6 de enero de 1990, a causa de una fuga que había pasado desapercibida durante algún tiempo. Los daños se manifestaron primero en forma de grietas en las paredes y luego en el suelo del comedor.
“El año 2020 ha estado lleno de sorpresas que nadie, ni uno solo, ha pedido”, comentó el año pasado. Barajas señaló que se esperaba que las reparaciones duraran entre seis y ocho meses. Acabaron tardando 1o.
Se sustituyó “todo excepto las paredes”, comentó. “Rehicimos toda la fontanería, todos los suelos, toda la electricidad: todo nuevo”.
Pudo trasladar a muchos de sus empleados a sus otros restaurantes, en 645 de Carnegie St. en Henderson y en 10082 W. Flamingo Road.
Cierres de Squeeze In
Esta semana, Shila Morris, presidenta y copropietaria de Squeeze In, con sede en Reno, anunció el cierre de varias sucursales de la empresa incluida la ubicada en 5165 S. Fort Apache Road, que estuvo cerrada desde el domingo hasta el jueves. (Hay otra sucursal en el valle, 8876 S. Eastern Ave).
“Literalmente no tenemos suficientes cocineros para operar”, escribió Morris en un correo electrónico a los miembros del programa de recompensas de la empresa, “y después de ocho semanas de continua contratación, capacitación, rogando, suplicando y siendo creativos, tenemos un pequeño, leal e increíble equipo de individuos en su punto de ruptura y en desesperada necesidad de ayuda”.
Los próximos cambios, dijo Morris, incluirán la reducción de la capacidad, una pausa en la comida para llevar, la eliminación de los especiales y de los elementos del menú que requieren mucha mano de obra y la reducción de los canjes de cupones y promociones los fines de semana y los días festivos.
Todos los empleados han recibido aumentos, reveló Morris, pero las primas de contratación, los incentivos por recomendación y las bonificaciones por completar cada semana de trabajo no han sido suficientes para dotar de personal a los restaurantes.
“Los operadores se sienten definitivamente frustrados”, dijo Dazlich. “Después de un año de sobrevivir con una capacidad reducida, se ven incapaces de mantener el ritmo de la demanda”. Mencionó que la National Restaurant Association encontró que el 68 por ciento de los operadores reportaron desafíos con la contratación y la retención.
Lo que no sorprende a Barajas.
“Llevo 31 años abierto”, dijo, “y nunca había visto algo así”.